La asociación Endebate ha escrito con éxito la primera página de su curriculum en la difícil – aunque siempre sugestiva – tarea de concienciación y debate social. Y lo decimos no solamente por la abarrotada sala de la Facultad de Ciencias de la Educación de Huesca, sino sobre todo por la profundidad con que el disertador trató el tema. Fue, hablando en tono coloquial, una clase magistral.
Monedero hizo un análisis exhaustivo de la realidad social española de las últimas décadas, engarzándolo con la historia sociopolítica de los dos últimos siglos en Europa y con otros movimientos sociales en el continente sudamericano.
Partiendo de conceptos como política, democracia o izquierda, no tanto por conocidos sino por manidos, fue descubriendo el vaciado del contenido de los mismos, lo que ha provocado en amplios sectores de la población, ya no sólo desconfianza por la política, sino indiferencia, cuando lo que necesita esta sociedad es precisamente la autoayuda colectiva que comporta la política como paso previo a la recuperación de nuestra dignidad como ciudadanos, sujetos de derechos y deberes.
Citando a Gramsci, constata la existencia de la crisis: “Lo viejo no termina de marcharse, y lo nuevo no termina de llegar”, al mismo tiempo que manifiesta la diferente respuesta habida en España, especialmente con el movimiento 15M y Podemos, y la de Europa con el surgimiento de partidos políticos, en el primer caso con posiciones de izquierda, y en el otro con posturas de ultraderecha.
Su posicionamiento en lo que hemos dado en llamar izquierda no le impide reconocer los errores que ésta ha cometido en las últimas décadas, no solamente en España, sino en toda Europa, habiendo construido un relato falso de la realidad.
Y todo esto haciendo un gran despliegue del pensamiento de autores clásicos europeos como Hegel, Feuerbach, Rousseau, Dostoievski o Gramsci, así como españoles como Unamuno u Ortega y Gasset. Especialmente hizo hincapié en la tesis 11a sobre Feuerbach de Marx: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo”.
Finalmente, incide en las desventajas de la izquierda actual en base a ese relato falso mantenido durante décadas, que necesita reinventarse y que requiere un arduo esfuerzo colectivo, puesto que cada momento histórico necesita respuestas propias. Y abogó por un nuevo proceso constituyente en el que todos seamos sujetos activos de ese relato compartido.
Y seríamos injustos si obviáramos que nos gratificó su discurso con grandes dosis de fino humor. Es lógico, por otra parte, que los partidos clásicos estén preocupados, pues hizo un análisis serio y preciso de las causas de la crisis sociopolítica, al mismo tiempo que abrió una ventana de esperanza para esta sociedad.
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