“La novia” era la gran favorita de los Goya. Paradójicamente se trataba (con diferencia) de la película más barata de las nominadas. Pusieron, antes de dar el premio a la mejor película, a los tambores de Calanda, el acto se celebraba en un hotel de la calle Aragón. Augurios equivocados. En ese momento ya presentíamos (por el reparto anterior) que íbamos a ser los perdedores de estos premios. Buñuel nunca fue a recoger un premio. Odiaba los premios “Nada me disgustaría más moralmente que recibir un Oscar. No lo tendría en mi casa”. Odiaba también la jota y cualquier baile regional. Murió en Méjico siendo ciudadano mejicano. En los Goya no dejaron pasar por la alfombra de las fotos y la fama a los guionistas nominados. No tienen glamour. Por contra, por la alfombra pasaron algunas gentes que no tienen cultura (ni relación con el cine) ¿Qué hubiera dicho Buñuel de esto?
Ganó Luisa Gavasa el Goya a la mejor actriz de reparto y fue un triunfo de la casta (entendida como el coraje) del teatro independiente, del oficio de cómico o comediante de este país, ante tanto pijo y gente de diseño. En la fiesta de “La novia” equipo y actores, gente famosa como Inma Cuesta, y miembros anónimos del equipo compartimos abrazos y ánimos. No sé cómo hubiera sido ganar pero perder fue también bonito. Decía Unamuno que “le gustaba estar con los perdedores porque con los ganadores siempre hay mucha gente”. Es difícil describir una noche en los Goya si no estás acostumbrado. Cuando vives en un pueblo tantos estímulos a la vez te cuesta digerirlos: Conocidos, famosos, selfies, celebrities e intelectuales “revolcaos en un merengue/y en el mismo lodo/todos manoseados” que dice el tango de Discépolo.
La gala fue un peñazo sin unidad ni criterio artístico, con algunos chistes de dudoso gusto. La academia debería dejar entrar a los guionistas por la puerta grande para que guionizaran esta gala con sensibilidad y poesía.
La gala fue un peñazo sin unidad ni criterio artístico, con algunos chistes de dudoso gusto. La academia debería dejar entrar a los guionistas por la puerta grande para que guionizaran esta gala con sensibilidad y poesía. Es la paradoja del cine español. Reclamar ayudas y respeto por ser cultura y homenajear a Ozores en la misma línea de texto. Hay mucho que hacer pero nadie lo pone fácil. El cine español da mucho más de lo que recibe, pero es más fácil atacar con el lugar común o con el 21%.
Ahora que los jueces están por encausar titiriteros las películas de Ozores salen tres o cuatro querellas por secuencia. La guardia civil debería estar todos los días en tele 5. La novia era una adaptación de Lorca, un autor que descansa en una cuneta de este país que no respeta a sus creadores, y de unos creadores que, a veces, no se respetan así mismos. Así entre trajes carísimos y gente con talento de trajes baratos transcurrió la noche. Nosotros estuvimos allí como parte del equipo. Una joven aragonesa como Paula Ortiz al mando de un equipo heterogéneo. La tozudez aragonesa.
Paula sonreía, a pesar de todo, ella, como el general MacArthur, lo tiene claro “I shall return”.
Jesús Arbués, es director al cubo: de la Feria Internacional de Teatro y Danza de Huesca, de Producciones Viridiana y de Casting de la película «La novia» (dirigida por Paula Ortiz).
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