La Asociación Down Huesca estuvo presente en la III Feria de las Asociaciones celebrada este fin de semana en Monzón para dar a conocer el trabajo que realizan los colectivos que desempeñan su actividad en la comarca del Cinca Medio y tratar de captar voluntarios.
Un total de 42 asociaciones de todo ámbito, desde juveniles, de ocio y tiempo libre, culturales, asistenciales o sociales han desarrollado actos en el recinto ferial de la Azucarera.
La Asociación Down Huesca estuvo presente con un puesto en el que vendía los objetos que elaboran en su taller de manualidades (portalápices, libretas, agendas, …) y el domingo ofreció una charla sobre sus 25 años.
El vicepresidente y delegado en Monzón, Máximo López, el psicólogo Elías Vivied y cuatro jóvenes con síndrome de Down, Loreto, Jorge, Esther y Elena narraron sus experiencias en la asociación. Su convivencia en pisos de vida independiente con otros jóvenes con síndrome de Down, su experiencia laboral realizando mermeladas en el taller que llevan a cabo en Eboca o en Decathlon de Huesca, sus momentos de ocio en los campamentos internacionales que se celebran en el albergue La Sabina de Fonz o el trabajo voluntario para enseñar a leer y escribir a los niños de la asociación.
El vicepresidente Máximo López enumeró los ilusionantes proyectos en los que trabaja la Asociación Down destacando sobre todo el de “vida independiente que nos ha convertido en pioneros en España en el fomento de la vida autónoma de nuestros muchachos”.
López agradeció el apoyo que ha dado la sociedad a Down Huesca desde su creación, pero sobre todo el del entorno de estos chicos y en especial el de sus familiares. A este respecto, recordó la construcción del albergue La Sabina en Fonz que se lleva a cabo por el trabajo desinteresado de un grupo de padres, a los que desde diciembre se ha unido un taller de empleo con diez alumnos de albañilería.
En el ámbito laboral, para conseguir la plena inclusión, subrayó la colaboración con la empresa Eboca y con el restaurante Castillo de San Luis donde ya trabajan cuatro jóvenes con síndrome de Down.
De estos proyectos hablaron los auténticos protagonistas. Esther contó su época de estudiante en el colegio de educación especial de La Alegría en Monzón y su convivencia con Beatriz, una joven de Magallón también con discapacidad intelectual, en un piso de vida independiente en Huesca, así como su trabajo en Eboca elaborando mermeladas. “Los trabajos son muy importantes para nuestra continúa formación”, aseguró. Jorge se mostró orgulloso de su pueblo Fonz donde se realizan los campamentos internacionales: “Nos organizamos en grupos para trabajar a Fonz, vienen muchas personas, hacemos muchas cosas y trabajos. He hecho muchos amigos de Italia o Bulgaria para siempre”, señaló.
Loreto reside también en un piso de vida independiente en Huesca y trabaja como “una más” desde hace cinco años en Decathlon y “soy voluntaria de la asociación, enseño a leer y escribir a los niños, y también comparto mi experiencia de vida autónoma en otras asociaciones Down”.
Elena puso el toque emotivo y cerró las intervenciones leyendo un poema de las que se escriben en el taller de poesías.
Las intervenciones de Down Huesca vinieron a poner de relevancia en esta feria el papel de los voluntarios que, como expresó el psicólogo Elías Vived, “nos permite desarrollar actividades, nos dan valores como la humanidad, amor, solidaridad, cooperación, sensibilidad, valores importantes que nos enriquece como personas y a la comunidad”. “¿Qué ofrece la Asociación Down a los voluntarios? Lo primero necesidades que tenemos que resolver, formación y una relación compartida en la que aprendemos todos. Y finalmente lo que ofrece la asociación Down es gratitud, un agradecimiento inmenso por todo lo que nos aportan”, aseguró.
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