El sistema patriarcal, la sexualidad masculina y la femenina, los papeles de hombres y mujeres en la pareja o en las empresas… Técnicos de los grupos Leader de la provincia de Huesca participaban este lunes en la jornada “Micromachismos y nuevas masculinidades”, organizada por el proyecto CONCILIA en el Campus de Huesca.
Las profesoras Mª Ángeles Millán y Pilar Vicente, de la Cátedra de Igualdad y Género de la Universidad de Zaragoza, hablaban de las relaciones de género, de cómo ha cambiado a lo largo de los años y de los diferentes modelos masculinos y femeninos, cuando “existen muchos modelos de ser mujer y muchos modelos de ser hombre”.
La mujer, explicaban, sigue condicionada por los arquetipos de la sociedad. Una sociedad que sigue un sistema patriarcal pese a haberse modernizado en los últimos años. El hombre sigue teniendo una posición “superior” a la que ocupa la mujer pese a que la diferencia sexual no prevé que tenga que haber una discriminación entre sexos.
La supremacía masculina viene marcada por un tipo de varón concreto: blanco, heterosexual, que trabaja y “si es rico todavía mejor”. En cuanto uno de esos principios no se cumple, apuntaban, hay algo que distorsiona el “ser hombre” y llegan las inseguridades.
En nuestra sociedad, explicaban estas profesoras de la Universidad de Zaragoza, hemos interiorizado todos esos mandatos de género que colocan al hombre en un lugar y a la mujer en otro, incluso hay estudios científicos que intentan demostrarlo y a día de hoy, pese al avance de la sociedad y del cambio que han vivido las mujeres en los últimos 40 o 50 años, aún queda mucho por hacer por alcanzar la igualdad de género.
Los datos nos dicen que hay más mujeres que entran a la universidad, las mejores notas las sacan las mujeres… pero eso no se ve representado en la sociedad actual. Porque el poder sigue estando en manos de lo masculino pese al nacimiento de políticas de género para intentar cambiar esta realidad. Se sigue esperando diferentes cosas de hombres y mujeres: los primeros fuertes, seguros… y las segundas deben ser agradables, sonrientes…
También se trataba en la jornada el tema de lenguaje sexista, orientado, decían, a mantener este sistema patriarcal. Y ponían el ejemplo de la palabra “feminismo”, que se suele poner como antónimo de “machismo”, cuando en realidad este último es una expresión del patriarcado y el feminismo es el movimiento internacional que reclama la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
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