“Sacrificar un peón justo antes de lanzar un ataque”… Es el ataque Marshall, una arriesgada jugada de ajedrez y también un arriesgado título para un libro.
Os voy a contar una historia antes de proseguir. Un autor le habla a otro autor de mí, gracias Benito, y el segundo autor se pone en contacto conmigo y de repente en mis estantes virtuales hay un libro nuevo. Algo en el título hace que decida leerlo antes que ninguno. Llamadme loca, pero a mí los títulos me cuentas cosas. Y “El ataque Marshall” me hablaba de sacrificar un peón…
Sacrificar un peón, para lanzar un ataque… que bien define el título al libro. Porque Jose ramón, el escritor amante de los títulos largos, (Réquiem por la bailarina de una caja de música y Orden de busca y captura para un ángel de la guarda) reduce a una jugada el titulo de su tercera novela.
Que bien define este título al libro, decía, porque la novela sacrifica sin duda a un peón entes de lanzar un ataque. Pero no nos adelantemos. No queramos correr demasiado. Un accidente de tranvía, un extraño encuentro sexual en la oscuridad de un cine, un crimen en Ciudad Real y un avión que cae en algún punto de España. Así arranca El ataque Marshall. ¿Sorprendido? ¿Sí? Pues sigue leyendo… Porque Jose Ramón parte de 4 historias para ir avanzando en el tablero del juego.
Y avanza su trama, o su partida de ajedrez, llevándonos a los años 50. Una época en España en la que eras culpable simplemente por parecerlo. La novela te traslada a sucios y oscuros sótanos bajo comisarías que mostraban una cara amarga, de palizas y confesiones arrancadas a base de abusos poder. Te lleva a pueblos de mentalidad cerrada en la que el dedo señalaba el culpable, te guía por una Barcelona que escondía bajo sus ordenadas calles lo peor de la corrupción. Y es que Gómez Cabezas hace algo muy bien. Crear escenarios y ambientes. Porque en el libro la fiesta es una fiesta, la paliza al supuesto culpable, duele, y el mirara hacia otro lado indigna.
Sin embargo no son los escenarios lo que más me ha sorprendido. Han sido sus personajes. Me gustan los personajes potentes, si me leéis lo sabéis, y creo que Martín, nuestro inspector venido a menos y Juan, nuestro chico que busca algo más que la rutinaria vida de pequeña ciudad, tiene fuerza. Fuerza y carácter. El lector casi se siente al lado de ellos cuando toman decisiones. No todo es físico a la hora de entablar una relación personaje-lector, y el autor lo sabe. Lo sabe, lo maneja y lo domina presentando unos personajes con los que el lector empatiza hasta tal punto que acaba juzgando determinadas decisiones. Una sensación peliculera, si me permitís el símil. (No hombre no, no entres ahí, sal, por el amor de dios, que te van a matar)
Y está el crimen, claro, y la corrupción para teñir de negro la novela. Están los actos policiales de la época, la forma de vivir y pensar de una España que apenas despertaba… Pero llega un poco más lejos y están los nazis. Esos que escondimos como país, mirando hacia otro lado. Esos que vivieron como auténticos reyes en un país que les facilitaba la estancia. Contrabando, crimen, vicio, podredumbre…
Valió la pena leer esta partida. Correcta, entretenida y críticas. Lo que debe tener la novela negra.
¿Quieres leer la entrevista que le hicimos a José Ramón? Sigue este link: Entrevista a José Ramón Gómez Cabezas por Rita Piedrafita
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