Hoy me he visto en una foto vestido de monaguillo. Recuerdo que en el pueblo había todos los días misa. Una señora muy mayor se encargaba de reclutar monaguillos. Recuerdo esconderme debajo de la cama recuerdo huir corriendo entre los trigales. No era nada traumático no me entiendan mal. Simplemente era más divertido huir que hacer de monaguillo.
Entonces no sabía que aquella deserción de la infantería de monaguillos era el principio del fin de la misa.. Entonces deberíamos haber visto las señales nuestros padres nos recriminaban pero con un “en misa no te enseñarán nada malo» -decía mi padre-. Lo cual no dejaba de ser una incitación leve a cumplir. Faltaba el imperativo tan propio de aquella época.
Ahora Podemos ha acudido en ayuda de la misa intentando que desaparezca de la parrilla. El domingo por la mañana, ese tiempo muerto de la televisión donde la misa había quedado reducida de manera silenciosa, con pocas cámaras (no se necesitan planos raros ni repeticiones) pero, el amago de prohibición, ha servido para que, en virtud al frentismo, pueda volver a tomar fuerza la misa. Solo por joder, unos y otros, como se hacen aquí las cosas.
Que la televisión ponga un acto religioso destinado normalmente a personas mayores con baja movilidad (precisamente la gente más practicante) me parece más servicio público que muchas de las cosas que hacen en la televisión pública. Un estado laico puede (sin dejar de serlo) reconocer la necesidad de creer en lo sobrenatural de muchos de sus ciudadanos, y de ver cerremonias como esas. Igual que pone programas de filosofia, o de exoterismo. Incluso de caza. Si es que, como nos pongamos a revisar (películas españolas de hace 100 años incluidas) dejamos solo la carta de ajuste, o volvemos a chapar a las 12 como en tiempos de Franco por falta de contenidos.
Supongo que los apologistas de cargarse la misa, los que ahora vendrán con argumentos de izquierdas para decirme que no puede haber una misa con dos cámaras para abuelos el domingo por la mañana cuando todos estamos durmiendo. Yo les pediré que pidan con la misma fuerza que las televisiones autonómicas de sitios donde, a veces, gobierna la izquierda dejen en las próximas semanas de trasmitir en horario de máxima audiencia, y con despliegue de medios y corresponsales carisimos, todas las procesiones de Semana Santa.
Me voy a ir de España (si puedo) por no ver en la televisión horas enteras de retrasmisión de seres humanos vestidos del kuklusklan llevando pasos anchos por callles estrechas. No se puede salir a la carretera porque está llena de gentes haciendo la ruta del bombo, tambor, o yendo de procesión en procesión. No se puede salir a la calle porque está llena de procesiones desaparecidas que se han recuperado a la mayor gloria del turismo mundial
Las señoras salen con mantilla que es lo último, los mozos se socializan como cofrades, las televisiones dan buena cuenta de todo plano a plano, el extranjero nos mira como zulus con 3D.
¿A ver quien tiene huevos de protestar porque se nos ocupe el espacio catódico, y el real durante una semana?
Cuando queda un hueco se programa un película de romanos. No hay teatro, no hay cine. Todo el mundo a la procesión.
Esto no molesta a nadie. Molesta que el sábado por la mañana se ponga la misa para los abuelos que no pueden salir de casa.
Si tuviera un medidor de audiencia en mi casa, no duden que pondría la misa religiosamente (valga la expresión) todos los domingos. Solo por joder. Como corría de niño entre los trigales. Por luchar contra tanto fariseo
En la misa y repicando
Hoy me he visto en una foto vestido de monaguillo. Recuerdo que en el pueblo había todos los días misa. Una señora muy mayor se encargaba de reclutar monaguillos. Recuerdo esconderme debajo de la cama recuerdo huir corriendo entre los trigales. No era nada traumático no me entiendan mal. Simplemente era más divertido huir que […]
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