No nos engañemos y digamoslo: El IVA de los teatreros, el de los bolos, el que se pone en la factura cuando te contratan, ha sido siempre el tipo máximo.
Estaba al 18 % y se subió al 21% porque se subió el tipo impositivo general, no fue por tanto el PP quien lo subió, y no lo baja el PP.
¿Por qué tanto alboroto por la bajada del IVA del teatro (solo de las entradas) ?
La bajada del IVA del teatro beneficia a quienes venden muchas entradas y las venden caras.
Ha tenido tanta repercusión porque los que venden entradas están en Madrid , las compañías con más tirón en la taquilla están en Madrid, y los medios de comunicación están en Madrid. Y lo que no pasa en Madrid no pasa en el teatro español (y viceversa).
(inciso: Véase la preocupación y las cuitas que nos ha traído a todo el país el asunto del matadero como si viviéramos todos en Legazpi)
En provincias, hacen la mayoría de las funciones a caché (cada vez más bajo), pero esos no cuentan. Es más, nos tenemos que alegrar de que los espectadores del «Rey León» paguen un 10% menos, o el empresario gane un 10% más, como buenos palmeros del oficio.
Curiosamente la medida de bajada de IVA (o de recolocación donde estaba) va a beneficiar al entretenimiento, a las entradas de quienes tienen dinero para pagar una entrada.
La sigue siendo tan injusta como hace veinte años, y nadie parece estar en cambiarla de verdad.
Echarle antes la culpa compulsivamente al PP, es tan absurdo como este último alegrón de IVA, que, solo ha contribuido, a poner más ramas en el árbol que impide ver el bosque. Y el bosque es que montar una empresa de artes escénicas en España no tiene ninguna ventaja fiscal (ninguna) no tiene ninguna ventaja en las cuotas a la SS (ninguna).
Ese es el drama o la tragedia, (valga la expresión) y la singularidad del teatro en España frente a Europa.
Para gente que desee investigar diré que hay un camino, que algunos han probado, para salir del entuerto, usar un vacío legal y convertirse en asociaciones culturales. Es decir, ser Europeos, tener ventajas, usando una vetusta ley que permite lo a-legal.
Es el sino del país. O eres pícaro, o eres rico, si no toca pagar.
A la mayoría les toca sobrevivir así, en le mundo profesional, como si fabricáramos relojes.
En algunas comunidades no existe ninguna vía de subvención: cero euro (y, en todas, se subvenciona a un teatrero menos que un agricultor y, desde luego, que a un productor de coches diésel) Toca, por tanto, agarrarse como a clavo ardiendo, a los teatros públicos de provincias que, todavía, son capaces de pagar un exiguo caché. La realidad es tozuda y el público no va (y no paga) suficiente para que la taquilla funcione fuera del teatro comercial, y nombres conocidos.
Los teatros públicos han pagado demasiadas veces un cache a quien no pintaba nada allí, y podía ganarlo con la taquilla, y han ofrecido un miserable porcentaje de taquilla a otros olvidando su condición de servicio público.
Nadie tiene claros los limites y/o diferencias entre cultura y entretenimiento. Simplemente lo que llena vale, por tanto es bueno, y llena lo conocido, y lo conocido, es lo que sale en la tele. Así de simple.
Esos teatros que siguen contratando a cache seguirán teniendo un 21% menos de dinero, de cada 100 euros destinados a programación teatral en España, solo poco más de 80 llegan a la compañía el otro 21 irá, como hasta, ahora a Hacienda. Dirán que gastan 100 pero compran por 80.
Por tanto los verdaderos beneficiados de la medida serán aquellos que ponen entradas de 100 euros para espectadores que podrían pagar 110. El entretenimiento ha ganado. Los grandes empresarios de las grandes salas han hecho que el proletariado y la clase media celebremos que les ha tocado la lotería.
Por el camino (es cierto) no me quiero olvidar, ni debo olvidar: compañías muy respetables que se beneficiarán, los diez éxitos clamorosos de todos los años que se beneficiarán , salas de medio formato privadas con buenas programaciones (que también las hay) que verán mejorada su economía, e incluso las pocas veces que se puede ir dignamente a taquilla, todo será 10% más fácil, salvo (que todo podría pasar) que se exija que se baje el precio de la entrada, para repercutir la bajada en los mismos sobre los que repercutió la subida.
Iva equivocado, iva confundido (o ¿por qué no he descorchado ni un benjamín de champagne?)
No nos engañemos y digamoslo: El IVA de los teatreros, el de los bolos, el que se pone en la factura cuando te contratan, ha sido siempre el tipo máximo. Estaba al 18 % y se subió al 21% porque se subió el tipo impositivo general, no fue por tanto el PP quien lo subió, […]
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