El Palacio de Congresos de Jaca acogió la noche del pasado martes un nuevo concierto del XXIX Festival Internacional en el Camino de Santiago que organiza la Diputación de Huesca. Fue el turno del esperado Carlos Núñez, flauta y gaita, que vino acompañado de Pancho Álvarez a la guitarra y arpa, Xurxo Núñez a la percusión, Maria Ryan, al violín y voz, e Isabel Pérez Dobarro al piano. Grupo de máximo nivel, ni más ni menos que para celebrar y poner en valor el primer directo de su ‘Celtic Beethoven’ íntegro y en estreno mundial, un auténtico lujo para Jaca.
Con motivo del 250 Aniversario del nacimiento del autor alemán, la compenetrada formación se dio cita para realizar su particular homenaje a la música celta compuesta por Beethoven, que había realizado hasta doscientos temas de este género, compuestas durante sus últimos quince años de vida, y que además sirvieron para inspirar obras tan importantes como su ‘Séptima sinfonía’. Núñez lleva ni más ni menos que quince años trabajando en este proyecto, encontrando en sus investigaciones por Alemania un material inédito “de una parte de la historia que no nos habían contado”.
“En los últimos años, Beethoven estuvo trabajando con músicas celtas, músicas tradicionales que le mandaban desde el Atlántico. Vivía en Viena, lejos del Finisterre y del Camino de Santiago, pero él se lo imaginaba porque tenía información. Era un compositor curioso por todo un mundo que se había puesto de moda a partir de la literatura, del Ossian de MacPherson, etc. Todo el mundo tenía acceso a unas historias, a una nueva sensibilidad que brotaba de la tradición, y él no quería ser menos”, destaca Carlos Núñez.
“Beethoven vio en estas músicas una oportunidad para encontrar una modernidad, para revolucionar la música clásica, pues las músicas celtas traían con ellas sistemas más antiguos, que ya estaban activos en sonidos del Camino de Santiago, músicas medievales que trabajaban en modos diferentes, que estaban ya en las Cantigas de Santa María, que estaban en las músicas celtas de Irlanda, Escocia, Bretaña, en las músicas de gaita”, recuerda Núñez.
“Con todo ello, Beethoven ideó algo parecido a un encuentro de civilizaciones. ¡La gran maquinaria del pensamiento de la música clásica de la época, su mayor armonizador posible teniendo que hacer que funcionasen modos que estaban fuera del sistema!”, exclama el músico gallego sobre el compositor, un gran adelantado de su tiempo. “Sistemas que hemos visto en el rock, en el blues, en el jazz, en el country, fueron trabajados antes por Beethoven hace ya doscientos años, algo maravilloso”.
Melodías ancestrales, irlandesas, escocesas o galesas sonaron en el Palacio de Congresos de Jaca, que acogió un concierto exultante, lo más cercano y parecido a una fiesta, brindis sonoro desde el más puro estilo Carlos Núñez que seguro hubiera hecho las delicias de Ludwig van. A su vez, los momentos más íntimos tuvieron la marca de la flauta de Núñez, el piano de Pérez Dobarro y la voz de Ryan, con un ritmo profundo para el sosiego y la recreación de ambientes de exultante raíz, con gran técnica y pasión.
Celebración, claro, de la que el público fue su gran partícipe, pues uno de los grandes aciertos de Núñez fue el diseñar un espectáculo coherente y con gran fuerza, en el que el gallego invitó en todo momento al respetable a disfrutar sobre manera de este atractivo y particular repertorio único.
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