Por regla general, no es necesaria una formación elevada para optar al puesto de trabajo de conserje de un inmueble. Sin embargo, esto no quiere decir que no requiera de otras cualidades, capacidades y esfuerzo. Dejando de lado las oposiciones a este puesto para trabajar en un centro escolar o en algún edificio de carácter público, como norma general, para las edificaciones de una comunidad de propietarios se requiere responsabilidad, capacidad de trabajo, y merece una especial atención la organización, que sea metódica y puntual.
Diferencias entre conserje y portero
Antes de continuar y entrar en detalle acerca de cuáles son las funciones de un conserje, merece la pena hacer un inciso. Y es que es bastante habitual que esta profesión se confunda con las labores que realiza un portero, una actividad profesional semejante, pero con bastante menos responsabilidad.
Un portero tiene como obligaciones asignadas la de vigilar la entrada y salida de todas y cada una de las personas que usan las instalaciones de un edificio, ya sea una comunidad de propietarios o uno dedicado a oficinas. Como norma general, vive en una casa-habitación en el propio inmueble donde trabaja. Esta forma de concebir el puesto de trabajo marca notables diferencias en relación al trato con el resto de vecinos y empleados, siendo más íntima, así como en la forma de percibir el salario. Un portero cobra el 15 % de su sueldo en especie, es decir, como parte del alquiler de la vivienda, el pago de los recibos… y el 80 % restante en metálico.
Por su parte, el conserje tiene un mayor número de atribuciones, ya que además de compartir funciones con el portero, como abrir y cerrar el portal, repartir la correspondencia, encender y apagar la calefacción y luces del inmueble y recoger la basura de las zonas públicas, debe encargarse del mantenimiento y de la seguridad del edificio. Si el inmueble posee suelo ajardinado, también entrará dentro de sus competencias el cuidado y mantenimiento de estas zonas verdes.
Una de las diferencias fundamentales es que el portero, al estar vinculado a la finca, deberá asistir a cualquier emergencia que sufra un vecino, mientras que el conserje no tiene por qué hacerlo cuando termina su jornada laboral. Irá a su casa y podrá desconectar del trabajo, hasta la jornada siguiente.
¿Qué estudiar para ser conserje?
No existen unos estudios, carrera o formación profesional dedicada a esta profesión. Sin embargo, en un mundo tan competitivo como es este, la preparación es fundamental para alcanzar un puesto de trabajo, y cuanto mayor cualificación tenga esa preparación, más oportunidades se tendrán de tener un empleo estable.
En este sentido, la empresa de conserjes en Madrid LCS (Luxury Community & Services S.L) se presenta como la organización más eficaz para proveer del servicio de conserjería a toda a capital de este país. Su equipo profesional ha recibido una formación altamente especializada, por lo que son, en la actualidad, los más capacitados para cumplir estas funciones y ser buenos profesionales.
Por otro lado, sí que ayuda a obtener una plaza contar con la ESO, o algún título de Formación Profesional que favorezca la capacitación de las labores que aquí se van a desarrollar, como, por ejemplo, el título de electricidad o el de Acceso y Conservación de Instalaciones Deportivas, por poner un par de ejemplos.
En cualquier caso, con algún estudio o sin él, si el conserje lo provee la empresa Luxury Community & Services, el personal estará capacitado para realizar a la perfección todas y cada una de las tareas propias de este oficio.
Funciones habituales de un conserje
Como ya se ha comentado, un conserje es ese profesional que será capaz de llevar con autonomía y dedicación cualquier labor relacionada con el mantenimiento y la seguridad del inmueble donde trabaja, tanto en su interior como en el exterior. Si no sabe arreglarlo por carecer de los medios o los conocimientos necesarios, deberá actuar con eficacia para organizar el equipo o contactar con el profesional que sí sea capaz.
Por otro lado, debe patrullar con regularidad todo el edificio, tanto de día como de noche, para garantizar la seguridad de sus habitantes y localizar los desperfectos, roturas o faltas de limpieza del inmueble.
Así mismo, tendrá que participar activamente en la limpieza de las instalaciones, realizar las reparaciones para las que esté cualificado, sin poner en riesgo su salud o las del resto de personas que compartan o utilicen el edificio. Deberá, de este modo, llevar a cabo el mantenimiento de los interiores, así como de los hornos y calderas para asegurar el suministro de temperatura en la calefacción y en el agua sanitaria.
Mantendrán una comunicación fluida con los administradores o propietarios en caso de que la reparación deba pasar a otras manos. También brindará servicios de recogida de paquetes o proporcionará información en caso de ausencia de los propietarios e inquilinos.
Podrán regular y llamar la atención sobre algún tipo de conducta improcedente por parte de los vecinos y visitas, responder a formularios en sus nombres, entregarles las copias de las normas de la comunidad, supervisar los trabajos de los servicios de limpieza, mantenimiento y contratos puntuales que pudieran darse.
Leave a Reply