La Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón, UAGA-COAG, califica de desastrosa la presente campaña de la miel. La producción se reduce en un 50% respecto a la recolectada durante el año 2019.
Según la organización agraria, la lluviosa primavera, con temperaturas poco apropiadas para las colmenas, no ha permitido a las colmenas trabajar con normalidad. Estas condiciones meteorológicas han acabado con la producción de miel de romero y tomillo, las más importantes de Aragón. En el caso del romero, la producción de su miel ha sido nula, mientras que en el tomillo se considera testimonial.
El verano se acercó ligeramente a una campaña normal, pero marcada por la sequía durante el mes de agosto. Sin embargo, UAGA señala que el déficit nutricional acumulado genera preocupaciones a los apicultores, que afrontan con temor la llegada de la hibernada.
La mala situación de las colmenas, sumada a dificultad creciente en el control de la Varroa, puede hacer que el invierno provoque el doble de bajas en las colmenas de las explotaciones aragonesas. El impacto de este ácaro aumenta con la debilidad de las colmenas y por la probable pérdida de eficacia de los productos acaricidas. En ese sentido, UAGA manifiesta que con la gama de productos tan limitada de la que disponen los apicultores cuesta mantener a raya a la Varroa.
La vespa velutina y el abejaruco son otros dos de los depredadores que amenazan a las abejas. La primera, originaria de Asia, se está detectando en Aragón y generando mucha preocupación entre los apicultores, ante un posible horizonte similar al de otras comunidades autónomas. Por su parte, el abejaruco está aumentando su presión depredadora por la posible falta de insectos y por la alta concentración de colmenas en algunas zonas.
La nota positiva del año la aporta la situación del mercado. Según UAGA, se observa una mayor demanda de miel nacional por las campañas a favor de su consumo y de un etiquetado más claro. La demanda en el mercado es lo más destacable en un año en el que el precio ha subido muy poco y los apicultores tienen poca miel que vender.
Por último, UAGA señala que el cambio climático es un problema muy importante en el presente y en el futuro. El aumento de las temperaturas, el descontrol de las precipitaciones y los cambios bruscos en la meteorología crean incertidumbre y grandes dificultades para el desarrollo de una apicultura económicamente viable.
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