El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Huesca atropella la razón, a juicio de la Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca, cuando prescinde de los informes técnicos más solventes para mantener un inexplicable proyecto de derribos en el interior del conjunto del antiguo Seminario, al menos la tercera parte de lo construido a lo largo de los siglos. La maqueta presentada ante la junta del Patronato del Estudio General de Huesca por la responsable municipal de Urbanismo, María Rodrigo, propone una grave mutilación al eliminar las edificaciones que rodean el patio interior, el más antiguo y eje del complejo constructivo.
El informe técnico elaborado a instancias de la Dirección General de Patrimonio por el prestigioso arqueólogo medievalista Alberto Gómez, tacha de “seria agresión contra el patrimonio histórico” el proyecto propuesto por los técnicos municipales, de tal manera que la directora general, Marisancho Menjón, dictó una resolución que si bien contempla la posibilidad de ejecutar reformas urbanísticas, las supedita a una supervisión arqueológica permanente a fin de determinar el valor de cada resto arqueológico “de cara a su conservación, integración o retirada”.
“La directora general –señalan fuentes de la Plataforma–, incomprensiblemente, abre la puerta a esa supuesta regeneración o renovación urbanística que amputa piezas de enorme relevancia, pero el Ayuntamiento va mucho más allá y prescinde de todas ellas en sus planos y en sus maquetas, dando por hecho que actuará con absoluta impunidad en el ejercicio de la demolición, obviando al tiempo a la Comisión Provincial de Patrimonio que deberá pronunciarse al respecto”.
A fecha de hoy, insisten los denunciantes, no se ha explicado en ningún momento las razones que obligan a prescindir de un solo ladrillo, tampoco se han exhibido informes que avalen semejante sinsentido. “Parece que se aplica la política autoritaria y personalista del ‘sostenella y no enmendalla’, que tantos perjuicios y expolios patrimoniales ha provocado y consentido en la ciudad durante decenios”.
Por otra parte, lamentan la actitud complaciente y acrítica de la Universidad cuyo Instituto de Investigación en Patrimonio y Humanidades permanece callado frente a la obligación ética de exigir rigor y pulcritud en el trato al patrimonio. Asimismo, no parece coherente la posición de la Diputación Provincial, que salva de la ruina la Cartuja de las Fuentes y rubrica el anunciado destrozo en Huesca.
Además, abunda la Plataforma, “ese edificio acristalado que se presenta en la maqueta es de todo punto irrespetuoso hasta con el exiguo entorno en el que se muestra, es una construcción de una insoportable vulgaridad estética”. Y se preguntan retóricos, “¿cuántos arquitectos han intervenido en el proyecto? ¿por qué no se ha hecho un concurso de ideas entre profesionales de la rehabilitación histórica? ¿se ha tenido en cuenta en esta desgraciada operación la opinión de vecinos y asociaciones? Al final –subrayan–, se va a perpetrar un atropello a la memoria y se abona una nueva pérdida en la identidad histórica de la ciudad”.
La Plataforma estudia con sus abogados la impugnación del proyecto que bendice el desmantelamiento sin criterio ni justificación, lo que podría suponer una malversación del patrimonio público. Igualmente, van a elaborar un completo informe para dirigirlo a la Comisión Europea alertando de la posibilidad de que fondos de la UE Next Generation destinados a la reconstrucción de los daños causados por la pandemia, puedan servir en Huesca para arruinar un monumento patrimonial gracias a la ejecución de políticas urbanísticas contrarias a las buenas prácticas, a la historia y a los tratados y acuerdos firmados por España con las instituciones europeas en materia de protección de bienes culturales.
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