Cruz Blanca Aragón destaca la importancia de seguir trabajando en apoyar a los más vulnerables, construyendo entre todos una sociedad más solidaria y empática más allá de la pandemia.
Hace un año comenzaba una crisis sanitaria provocada por un virus desconocido. Ahora, no sólo le ponemos nombre, también le estamos poniendo final gracias a las vacunas, a los tratamientos y a mucho trabajo por parte de cuidadores, equipos sanitarios, voluntarios, administraciones y empresas que han querido estar al lado de todos los perjudicados por la pandemia.
Hace un año, Cruz Blanca dirigía su mirada hacia aquellas personas vulnerables, pero no cambiaba su enfoque. La visión de solidaridad, empatía, y trabajo por crear un mundo mejor acompañando a aquellos que más lo necesitaban llevó a la organización a tomar acciones muy importantes.
Una de las iniciativas clave a lo largo de este año de pandemia, ha sido el Centro de Gea de Albarracín, impulsado por el Gobierno de Aragón y apoyado por Cruz Blanca, dedicado al cuidado de pacientes Covid en recuperación, que recientemente ha sido premiado en la IV Edición de los Premios Cuarto Pilar.
Otra acción destacada ha sido el “teléfono psicosocial de Cruz Blanca”, ofrecido para atender situaciones de crisis derivados del confinamiento, y que gracias al apoyo de más de una decena de voluntarios se pudo ayudar a todas aquellas personas lo necesitaran.
No sólo eso, los voluntarios trabajaron en ayudar a personas en actividades cotidianas como sacar el perro, hacer compras, e incluso servicio de peluquería a mayores.
El impulso de la “Responsabilidad Social Corporativa” ha sido muy importante, siendo reconocido en los pasados premios Cruz Blanca con las acciones de Fundación La Liga y DKV.
Después de este año tan complicado, no podemos obviar las enseñanzas que esta situación nos ha traído, y que ponen en valor los principios fundamentales de Cruz Blanca, familia que acoge, acompaña y transforma.
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