Imagen: http://www.comunidadcalatayud.com/
Ahora que estamos a las puertas del mes de junio, acercándonos al solsticio y a la rememoración anual de las abundantes leyendas aragonesas relacionadas con la noche de San Juan, me viene al pensamiento una del pueblo aragonés de Saviñán, cercano a Calatayud, y su Torreón de las Encantadas, del que cuentan las gentes del lugar que, cada noche de San Juan, huyen volando las tres doncellas que allí estuvieron cautivas y allí murieron por amores, pues se transforman en palomas para volar libres hacia sus enamorados, asesinados por orden de un poderoso moro, padre de las tres mocicas.
Para las estupendas gentes de ese pueblo, que con tanta simpatía me invitaron y acogieron cuando subí a ver su longevo enebro comunal, escribí un romancillo contando aquella leyenda de las moricas encantadas, y hoy, comenzando a tachar ya las fechas que faltan en el calendario hasta el 24 de junio, la escribo aquí para Pilar y Lucía, que pronto verán brotar las flores anunciando los frutos en su huerto; para Clarita, que llegó de noche cansada del trabajo y madrugó con gusto para subir hasta el enebro con nosotras, para Rafa, Fernando y mujer y, en fin, para todos los vecinos y amigos de Saviñán:
Romance de las encantadas
Desde el torreón, cautivas,
tres moricas se asomaban,
que el rico moro, su padre,
celoso las encerraba.
La una tañe, la otra canta,
y la más pequeña baila:
prendados de su hermosura,
al verlas en la ventana,
quedaron enamorados
tres caballeros de fama.
Ya se quitan las espuelas
por hacer par de la danza,
ya muestran su galanura,
ya vuelven de madrugada
y a cada mora cortejan,
tal les fueran destinadas.
El padre, cuando eso supo,
puso gentes emboscadas
a esperar a los cristianos,
sus cabezas ver cortadas.
Las tres mocicas, al verlo,
se arrojan por la ventana.
Desde el torreón escapan
cada San Juan, de mañana,
tres palomicas muy blancas:
las moricas encantadas.
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