La Diputación de Huesca ha preparado numerosas actividades paralelas al Festival en el Camino de Santiago (exposiciones, sesiones de cine, teatro de calle y una excursión a Santa Cruz de la Serós[i]) ya que el trigésimo aniversario de dicho festival, especializado en música antigua, coincide con la conmemoración este 2021 del Año Santo Jacobeo.
Son múltiples los actos culturales que se vienen desarrollando con ocasión del Jacobeo; el pasado viernes 9 de julio el bailarín zaragozano Miguel Ángel Berna estuvo en Mianos con su espectáculo «Danza en el Camino», dentro de la gira que, durante este mes, está desarrollando por distintos municipios del Camino de Santiago Francés a su paso por Aragón.
Nosotros también hemos querido colaborar en la promoción del Camino, de modo que el pasado día 10 de julio, cuando se había cumplido ya el 750 aniversario de la villa de Pontedeume (1270-2020) y coincidiendo con el Xacobeo en este enclave situado en el Camino Inglés, no quisimos dejar pasar fecha tan emblemática sin rendir un homenaje poético al lugar y a sus gentes. Pontedeume es puente, y es camino. Por el puente de piedra de esta localidad han cruzado desde los tiempos más remotos los peregrinos en su viaje a Santiago. Y sabemos que desde aquellos mismos tiempos remotos también la poesía campa por los caminos, con el ritmo de los pasos de los viajeros, de los peregrinos; una poesía viajera en los villancicos, las serranillas o las cantigas de amigo, hasta el punto de que hay un subgrupo denominado cantigas de camino (Por el montecillo sola/¿cómo iré?/ Ay, Dios, ¿si me perderé?).
La actividad de caminar es rítmica, como lo es la expresión poética. Por eso, fue muy de agradecer al Concello de Pontedeume el haber recibido con ilusión nuestra propuesta de hacer un recital que aunase ambas actividades: poesía y camino.
Pontedeume es, antes que nada, un puente tendido sobre el río; bajo sus arcos de piedra se mezclan las aguas verdes del Eume con las azules del Atlántico. El puente, simbólicamente, es ese elemento que une dos orillas y permite al peregrino atravesar el río que le impide continuar su camino. Es también la unión entre la vida y la muerte; el mundo material y el espiritual; la aventura, la liberación. El puente como símbolo del paso hacia un nivel superior, de la unión entre el cielo y la tierra, está presente en numerosas tradiciones y es común a varias religiones. En la cristiana, Cristo es Dios y es hombre; es el “puente” hacia la vida eterna pues participa de las dos naturalezas, la humana y la divina. Su representante en la Tierra es el Pontifex, que literalmente significa “constructor de puentes”, si bien el título no es exclusivo de la religión católica, pues ya lo utilizaban los sacerdotes romanos.
Mi interés en el Camino viene de antiguo, no sólo desde un punto de vista intelectual, como vía de penetración e intercambio de la cultura, sino como caminante; la idea del peregrinaje, que contiene en sí otras ideas de decisión, esfuerzo y orientación hacia una meta, además de la de tránsito físico y espiritual, me resulta fascinante y me ha inspirado enormemente, y así surgieron los poemas de mi libro La senda impar (Ed. Manuscritos, 2017), como este titulado El puente:
Tu destino es cruzarlo.
Tablón sobre una acequia
que se mueve inestable,
piedras resbaladizas
de verdín en el río,
pasarela de troncos
sobre charcas o abismos
te llaman por igual,
y es su peligro el mismo:
inquieta tanto un punto muy lejano
como la inalcanzable cercanía.
El puente es siempre un símbolo de unión, un medio para la superación. Mi poema tuvo como función la de servir de introducción al tema, para dar a continuación paso a nuestros tres poetas. Toma la palabra en primer lugar María José Allegue Allegue quien compuso para esa ocasión dos poemas, el primero de los cuales, cómo no, está dedicado al puente. Tras su poema “Pontedeume”, de Una pasajera en mi tren (Ed. Manuscritos, 2019), nos regaló estas dos composiciones escritas especialmente para este recital:
EL PUENTE DE PIEDRA
Son las piedras que te conforman
testigos de cada camino…
Con tus quince arcos que se abren
para despertar una huella dormida
que ya no va a volver…
Eres paso de una lejana estrella,
eres un vínculo cantando y entonando
la danza de un lugar sagrado.
Eres viento sonoro, aunque extraño,
acariciando con la bruma de tu río
almas que pertenecen a otras tierras.
Eres brújula de noche y de día,
eres grandeza del velo del pasado
con tus márgenes perfectamente
delimitados…
Eres puente, eres de piedra,
donde todavía enalteces
cada alma que te atraviesa,
porque eres, sin saberlo,
nuestro mayor emblema.
Eres nuestro amado puente de piedra…
(María José Allegue, 05/06/2021)
POR ANTIGUOS CAMINOS…
Eres alguien desconocido
con tu sombrero de ala
ancha , con tu oscura capa,
con tu zurrón y un alargado
bordón para aferrarte en cada una
de tus huellas a los pedregosos
caminos,
donde te orientas ante la Cruz
de Santiago…
mitad cruz y mitad espada,
símbolo de la sangre derramada.
O tal vez, ante una flecha amarilla…
Es el pecado un fantasma cuando
con tus manos alzas esa piedra
ante la Cruz de Ferro
con pequeños acordes
de un ávido perdón.
Tal vez seas un peregrino
de una época ya pasada,
caminando por mágicos
caminos cuya única devoción
sea la de meditar y postrarse
ante el símbolo de un sueño,
ante la imagen idealizada
de una creencia, tu creencia…
(María José Allegue, 05/06/2021)
Rafael Catoira Rey (Laxe, La Coruña) escribe en lengua gallega; en 2013 fue premiado en el certamen literario ciudad de Vilalba, y es autor también de una interesante obra narrativa; recientemente ha publicado la novela El escultor; hoy nos lee un poema, titulado “Camiño”, compuesto especialmente para este día:
CAMIÑO
Nas cancelas da noite,
un campo de violíns e de estrelas
espertando os cantos sublimes dos astros
na pacífica montaña de pedra esculpida para o Apóstolo.
Vagalumes, fosforescencia no ar.
Coma vieiro de sabas tinguidas de anil,
as travesía dos cometas:
chispazos de luz desa paisaxe evanescente
onde se escriben os presaxios.
Nai dos días de voaxa no largo canto dos outonos
co chan cheo do ouro húmido das follas
por onde imos pisar.
Ao lonxe,
lume de furacán nas columnas do horizonte.
Camiñamos.
Vivimos coma soñamos, seguindo o vieiro do resío
coma outra maneira de contar os ósos,
un a un. Coma estames dun xersei,
ou as costelas do diafragma.
Case coma deixar un barquiño de papel
na corrente, astrolabio, vento, os farois esquecidos
nun recanto das rochas
e os cabalos escuros do solpor,
para o derrube fero da noite.
Galope de ouro nos soños de neboeira e luz.
Así vivimos.
Podemos escoitar o son da noite e os ollos adiantándose
para recoñecerse polos camiños.
Sentimos amencer e non quereremos espertar.
Algo flúe e non é a vida,
esta estada coa porta aberta en dúas direccións.
Queremos saír ás rúas e oír coma se vai achegando
o son lonxincuo das campás,
límpidas pingas de auga.
Temos o noso corpo exposto ás inclemencias
e desde o ceo as estrelas óllannos con delgadas chamas frías.
Percorremos a idade da edra mordendo a pedra
coma as agullas dos músculos morden a carne cansa.
Non importa a carraxe do sol,
nin as agullas do inverno no río do sangue.
Temos a insistencia tenaz das lembranzas a agromar
dos peregrinos
que ollaron auga a esborrallarse devagar
polas canles das gárgolas da catedral.
Porque durmimos nun caudal de soños
e seguimos o vieiro da bruma cos pés
como alas de anxos.
Deixamos atrás
un océano de naufraxios que deletrearon a palabra vida
coma convidando tigres a arrincar alas de bolboretas,
coma ollarnos nos precipicios dos fillos perdidos.
Temos a porta de entrada nestes ollos, aínda soño,
que camiñan iluminando recantos da memoria,
fentos brumosos,
humidade lacustre acollida á pel coma roupa vella,
desgastada polo uso,
ou erguida nos arames das veas.
Limpos no seu espectro óseo. Revelados.
Deletreamos os días no madrugar amodo
do latexar acelerado das veas ,
que están na procura da pureza
onde o amencer é o eco da noite.
Coma un nervio que acalma a tensión muscular
nos camiños interiores
navegamos desde os ollos cara aos adentros.
Camiñamos árbore trás árbore en camiño adiado.
Ollamos as follas caducas sobre raíces de verde talo.
Deixamos atrás os pensamentos usados.
Queremos un reverdecer para descubrir de novo
os ollos da infancia,
para reconstruírnos en infancia renacida.
Queremos a tensión dun nervio sideral que nos leve
até a catedral porque somos fillos das tribos anciáns
que coñeceron na lama as pegadas dos animais salvaxes
e recibiron na cara o vento antigo da montaña
e quixeron ollar o esculpir esvelto
que fora debuxando o Mestre Mateo na pel das rochas.
Alejandra Bellón Tenreiro también está muy vinculada a esta villa; es hija de eumesa y ferrolano, nace en Ferrol pero con 11 años se traslada a Pontedeume; comienza estudios de Humanidades, y luego de años dedicada al mundo laboral y a formar una familia, retoma su vocación poética y participa de forma activa en diversas asociaciones culturales y en política local. Escribe en castellano y en gallego En el año 2018 publica su primer poemario, Señardade, marcado por los afectos y la nostalgia, del que nos leerá varios poemas relacionados con Pontedeume: paisajes y tradiciones eumesas que traen la paz y la melancolía; quiero recoger aquí uno de los poemas seleccionados para este recital, el último, que dice así:
AS PERAS
E volta e volta o galán, e froita das miñas parroquias.
Bolos de San Nicolás, protectores agochados.
Alboradas e gaiteiros, algodón, garrapiñadas.
Lume que quema na noite os foguetes.
Bombas que rompen o ceo enloitados.
Remata a festa na casa. Quédanme as pedras bailando.
Mañá irán para o río, nos barcos virán cantando.
E cando marchen na tarde todo estará rematado.
A festa, o verán,os amores, con pena se van marchando.
E de súpeto alguén berra: “Aínda nos queda Breamo!”
A miña xente do Eume!, por máis que pasen os anos,
E as miñas pedras se gasten, e eu me vaia achicando,
Dende este alto vos vexo, dende este alto vos gardo.
(Alejandra Bellón Tenreiro: Señardade. Ed. Toxosoutos, 2018)
En el Camino a Santiago, se encuentra Pontedeume, el puente sobre el Eume. Se puede decir que el puente, como alegoría literaria y símbolo espiritual, tiene un carácter universal. Para terminar, otro breve poema de mi libro La senda impar, titulado también “El puente”, que en sus 17 sílabas resume bien, y sirve por lo tanto de cierre, al tema de este recital:
¿Azar? ¿Destino?
Lo que parece puente,
¿será camino?
(Susana Diez de la Cortina Montemayor: La senda impar. Ed. Manuscritos. Madrid, 2017)
[i] La excursión está organizada por las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago de Huesca y Jaca; para participar será necesaria inscripción previa a través de la página web www.jacajacobea.com y de la dirección de correo electrónico aacsantiago.huesca@gmail.com y tendrá un precio por persona de 6 euros. Habrá dos puntos de partida para realizar la excursión, situados en Huesca y en Jaca, el día 14 de agosto a las 8:00 horas.
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