La Confederación Hidrográfica del Ebro reunió el viernes, 8 de abril de 2022, al Consejo del Agua de la Demarcación del Ebro. José Ramón Ceresuela, representante de CHA en el citado órgano, votó contra este proyecto y, tras el plazo abierto por el propio organismo, presentó sendos votos particulares, seis concretamente, al documento final antes de concluir el plazo marcado para el 12 de abril de 2022.
CHA, con estas aportaciones, quiere mostrar la necesidad de profundizar en la “nueva cultura del agua” porque estamos hablando del “elemento rector de la cuenca del Ebro” para los próximos años. En este sentido, proponemos con esta iniciativa:
– Rechazar cualquier intento de trasvase del Ebro a otras cuencas, dado que debe ser la unidad de gestión del agua, frente a los intentos de varios partidos de reactivarlo.
– Abandonar, definitivamente, la política de construcción de los grandes pantanos, que tienen una fuerte contestación social y, en algunos casos, hasta contundentes sentencias judiciales en contra.
– Priorizar en las inversiones los planes de restituciones pendientes, como en el caso de MonteAragón, Lechago, Almudévar. Impulsar el urgente plan para la recuperación de Jánovas.
– Elaborar programas específicos para lugares como Biscarrués y Santaliestra, afectados durante décadas por la amenaza de pantanos que ya no se llevarán a cabo, pero que necesitan un impulso, desde lo público, para un desarrollo sostenible de la zona.
– Impulsar un plan de modernización de las carreteras y caminos, competencia de la C.H.E. en Aragón, para prestar servicio adecuado en el territorio.
– Incluir en el nuevo Plan de la Cuenca del Ebro la necesidad de crear una empresa pública de energía, con la participación de las administraciones aragonesas implicadas, para la recuperación de los saltos hidroeléctricos ubicados especialmente en el Pirineo, pero también en otros lugares de la cuenca del Ebro, dado que estamos en un periodo donde van caducando las concesiones a empresas privadas. Propuesta que favorecería la posibilidad de influir realmente en el alto precio de la energía eléctrica y también beneficiar a todos aquellos ayuntamientos aragoneses que han soportado la servidumbre de estas instalaciones durante décadas, sin recibir las compensaciones económicas adecuadas.
En definitiva, los votos particulares de CHA están adaptados a la nueva realidad que afrontamos, donde el papel de lo público en la gestión del agua debe contribuir a actuar frente al cambio climático, con políticas sostenibles, donde la prioridad sea el territorio y la modernización de la política hidrológica.
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