Este modelo está basado en la expansión continua, mediante la brutal esquilmación de recursos de un planeta finito ya al borde del colapso.
Pretendemos dar un giro hacia alternativas como el decrecimiento, un movimiento que desea realizar una transición a un sistema socioeconómico que integre los límites físicos del planeta y garantice la redistribución de los recursos. Queremos asegurar la soberanía alimentaria, el derecho de los pueblos a definir su política agraria y alimentaria. Es imprescindible garantizar la igualdad de género y el cuidado de las personas, atendiendo a los cambios en el grupo doméstico, la distribución de los trabajos en un modelo capitalista patriarcal donde los mercados son el epicentro de la organización social.
La crisis sistémica (energética, climática, alimentaria, ambiental, social, democrática…) van a determinar el futuro desarrollo económico, social y la situación de colapso civilizatorio hacia la que nos dirigimos que generará necesariamente una simplificación de estructuras y una descentralización de las mismas. Debemos ir organizándonos para afrontar los cambios y trabajando las alternativas o por el contrario nos cogerá desprevenidos y los pocos recursos que queden estarán sólo al alcance de unos pocos privilegiados.
Alguna de estas propuestas se pueden escapar de las competencias propias del Ayuntamiento, pero por su importancia es crucial que esta institución, como la más cercana actualmente a la ciudadanía, trabaje por ellas, instando a otras administraciones o a través de la ejecución de convenios.
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