La iglesia parroquial de Fonz despidió ayer por la mañana de forma sencilla a la novena baronesa de Valdeolivos, María Concepción de Otal y Martí, como era su expreso deseo. Un funeral sencillo pero no por ello menos emotivo. Al final hubo coronas de flores pese a que la baronesa había pedido que ese dispendio se ahorrase, siguiendo su vida austera que llevó en las dependencias del palacio de Valdeolivos donde residía desde 1973. Tres sacerdotes oficiaron la ceremonia, que contó a su término con música de violín, de un músico monegrino.
Su director espiritual y párroco de Fonz Antonio Mozás ofició el funeral y llegó a emocionarse al calificar a Conchita – así le gustaba que la llamarán – como «una abuelita entrañable». Mozás recordó la generosidad de la baronesa que donó su palacio al Gobierno de Aragón en 1987 y «que se ha convertido en el principal recurso turístico de la localidad». «Con su muerte se nos va un trozo muy importante y muy querido de la historia de Fonz», aseguró.
Entre los asistentes, en los primeros bancos sus familiares y allegados entre ellos su prima la condesa de Bureta Mari Carmen Izquierdo. Desde la concejalía de Cultura del Gobierno de Aragón enviaron sus condolencias y excusaron la presencia del director General de Patrimonio que tomaba posesión ayer de su cargo. No obstante sí que estuvieron presentes los directores del Archivo Histórico de Aragón y del Museo y Archivo de Huesca. El senador Ángel Pintado, concejales municipales, el director de Cáritas Diocesana Barbastro, así como numerosos vecinos.
El cuerpo de la baronesa de Valdeolivos fue sepultado en el cementerio de Fonz en la tumba donde descansan sus padres.
La concejala de Cultura y teniente de alcalde María Ascensión Clusa «lamentaba, en nombre del Ayuntamiento y los vecinos, la pérdida de una persona tan comprometida con la localidad de Fonz. El pueblo tiene mucho que agradecerle tanto por su legado del palacio, biblioteca y archivo y su patrimonio que gestionará la Fundación Valdeolivos para promover la cultura de la localidad y las necesidades sociales».
Por su parte, uno de los albaceas del la baronesa y el que fuera alcalde cuando se ratificó la cesión del palacio a la DGA, Enrique Badía, recalcaba la generosidad de Conchita y el amor que sentía por Fonz «como demostró al querer que el palacio, la biblioteca y el archivo se quedarán aquí y con la creación de la Fundación para destinar su patrimonio a fines sociales en Fonz y en el tercer mundo».
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