La longaniza más grande del mundo se asó el pasado sábado 30 de julio en la Fiesta de la Longaniza de Graus a la que acudió gente a tutiplén. Fue su 25º aniversario, y medía más de 1.000 metros. Además de ver a las personas preparándola, también había un cursillo para niños donde dibujaban y pintaban cosas relacionadas con la longaniza y les enseñaban cómo se fabricaba, hasta sacaron una de una máquina como podréis ver en las fotos. También había un mercadillo en el que vendían un montonazo de cosas: instrumentos, cubiertos, utensilios de cocina, puestos de juguetes para niños, joyas, piedras preciosas para dolores de cabeza y otros problemas, jabones, quesos, comida hecha, cuadros, libros, velas, aceites esenciales, cajas de madera, ropa, fruta, insignias, …
Vino un montonazo de gente pero algunos decían que había mucha menos que el año pasado. Los que organizaban la fiesta se retrasaron en llegar y costó un rato más poner la longaniza en la brasa para que se pudiera comer una de las mejores longanizas del mundo. La nueva tastadora de este año es Luz Gabás, una escritora que escribió ‘Palmeras en la nieve‘.
Un poco antes de poner la longaniza a hacerse los gaiteros tocaron una melodía de honor a un señor y una señora que trabajaban uno en Aventín y otro en Melsa que ya hace dos años que se murieron. También los cocineros subieron a ayudar a bajar la longaniza por que pesaba mucho. Para poner la longaniza en la brasa necesitaron una grúa para levantarla, girarla y un montón de maniobras hasta que consiguieron encajarla.
Al terminar de hacerla la cortaron en muchos trozos y la pusieron con pan y en ese momento se pusieron a darla y regalarla. Al haber hecho eso y como estaba muy buena cualquiera dejaba de comer y por eso las filas eran eternas incluso eran eternas antes de que las empezaran a servir. Al final como había una verbena al lado toda o casi toda la gente se fue a bailar y todo se quedó sin nada, y de los 1.000 metros de esa longaniza tan buena que no pica, no quedó nada ni una sola migaja, y toda la gente después de que acabara la verbena se fue a dormir o a otros sitios. Y así terminó uno de los mejores días del año en Graus.
Texto y fotos de Román Bergua Elvira, alumno de 4º del Colegio Alto Aragón de Barbastro.
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