Hace años oí, en una televisión, a un aborigen de un pueblo de la Mancha decir algo así: “Este pueblo es el auténtico del Quijote, y nadie nos va sacar de esta idea aunque viniera el mismo Cervantes a llevarnos la contraria”. Le faltó añadir: ¿Quién es Cervantes para meterse en cosas de este pueblo?. Se trataba de algún tipo de homenaje al autor, al personaje, a la novela… poco importaba eso. El asunto capital era poder “plantar la pica” de “este fue el pueblo del Quijote” y poder abrir tabernas y tiendas de regalos. Turistas en manadas se acercan al pueblo para hacerse fotos en “la casa de Don Quijote”. Porque es de lo que se trata aquí. Si una pobre anciana restaura mal una pintura mediocre tirando a mala y la deja “hecha un cristo”, valga la expresión, no debería ocurrir nada. Pero, inesperadamente, el mundo entero lo celebra vienen los turistas. ¡Qué suerte¡.
Todo bien, pero nosotros vemos filón y nos dedicamos a montar un centro de interpretación (supongo que pagado con dinero público) entrando en pormenores irrelevantes (como todo este asunto). En la inauguración bombo y platillo con presencia de gobernantes de postín, descendientes del artista cuya obra ha sido destrozada (¿?) y la autora en cuestión tratada como una celebrity va un trecho. Algún día escribiré sobre el desprecio infinito de este país por la cultura y su irracional adoración por la fama (venga de donde venga)- Cervantes creo un personaje en su cabeza para burlarse de la locura que llevaba a muchos a leer malas novelas. Ya era un amargado por el tema de la audiencia. Pocos leían buena literatura. La mayoría leían basuras. ¿Qué pensaría ahora? Master Cheff, hace un programa especial: las comidas del Quijote. Leo la promoción de un espectáculo presuntamente teatral: Las armas del Quijote.
Más de millón y medio de caracteres tiene el Quijote. ¿Es posible que sea precisamente interesante “las armas”?. Hacemos homenajes de Quincalla y tabernilla. El otro día la televisión pública puso una “presunta” comedia sobre líos de faldas entre Shakespeare y Cervantes. Un auténtico espanto. Contará también como acto de homenaje en una hora homenajeaban a dos por el tiempo de uno y, encima, era cine español. ¿Poner una obra maestra de Shakespeare de las miles que tiene la BBC?. ¿De qué vas? Pudiendo poner una película del pleistoceno del cine español. Parece ser que en este homenaje hay que evitar cualquier acto que lleve o propicie al ciudadano a leer el Quijote. A partir de ahí cualquier majadería estará bien vista. Un loco de remate como Don Quijote muestra más sentido común que nosotros celebrándolo. El Quijote es la más grande novela de todos los tiempos. El mayor acto de homenaje que puede hacérsele es leerla.
Pero aquí somos así. Todo nos viene bien para montar cena con verbena y disco móvil. Y eso no es lo peor. Lo peor es que se lo cargamos al presupuesto de cultura. En mi tierra se publicitan jornadas culturales cuyo acto central es un concierto de Camela. Y nadie parece extrañarse. Soy de una tierra en la que vi como se homenajeaba a Buñuel con una jota. Don Luis estaría muy contento, odiaba profundamente la jota, aunque eso para nuestros homenajes es secundario. En una carta a Pepin Bello dice: “Paris degradado. Ayer vino Allue Salvador (Alcalde de Zaragoza) con unos quinientos hijos de la gran zorra a jugar al football. (…) Trajeron una banda de música. Han tocado jotas durante el partido. ¡Que horrendo carnucismo el de esta gentuza!”
Leave a Reply