Con sonrisas y lágrimas, abrazos y deseos de volverse a encontrar un verano más en Fonz. Así ha terminado este lunes el campo de trabajo que la Asociación Down ha desarrollado por segundo año consecutivo en el alberge La Sabina, en la localidad mediocinqueña.
Este campo de trabajo se ha desarrollado dentro de la oferta de actividades estivales que propone el Instituto Aragonés de la Juventud y ha contado con la presencia de diecinueve universitarios de varias comunidades autónomas españolas que han convivido durante dos semanas con veinticuatro jóvenes con síndrome Down.
El campo de trabajo comenzaba el 13 de julio y ha terminado este lunes con la marcha de los universitarios a sus lugares de procedencia. Durante quince días el campo de trabajo ha permitido terminar los bungalows del complejo residencial y realizar el vallado de las zonas ajardinadas. Pero también ha habido momentos de ocio y de visitar el territorio altoaragonés, y sobre todo de convivencia.
El objetivo de este campo de trabajo era doble: por un lado avanzar en los trabajos de construcción del futuro albergue La Sabina, que la asociación Down Huesca está construyendo sobre unos terrenos cedidos por el Ayuntamiento y la parroquia de Fonz; y por otro lado fomentar la integración social y demostrar que personas con discapacidad pueden ser perfectamente capaces y desempeñar tareas de igual a igual.
Para Pilar Gracia, una joven zaragozana de 18 años y estudiante de Trabajo Social, ésta ha sido su primera experiencia con personas con discapacidad intelectual. “Al principio vine con miedo porque no sabía muy bien cómo debía tratar a los chavales, pero son geniales, y esta propuesta es muy bonita y una buena manera para que puedan llevar una vida independiente y se sientan integrados”, afirmaba.
En cambio Inés Álvarez, madrileña de 22 años y estudiante de Economía, quedó tan satisfecha el pasado verano que ha decidido repetir. “Mi primera vez fue impactante porque era algo novedoso para mí. Repetí porque creía que podía dar más y porque veo que necesitan más ayuda. Es un ejemplo de que estos chicos se sientan integrados y se vean tan capaces como nosotros. Creo que es algo que todo el mundo debería probar”, señalaba.
El vicepresidente de Down Huesca, Máximo López, ha estado coordinado los trabajos en La Sabina y valoraba notablemente la experiencia “que sigue siendo muy positiva. La relación entre los estudiantes ha sido muy buena y también con nuestros hijos. La experiencia nos dice que seguiremos muchos años con este tipo de campos de trabajo, sobre todo al ver cómo el albergue se va haciendo cada vez en mejores condiciones”.
El trabajo en La Sabina continuará en el mes de septiembre con las tareas que de forma voluntaria realizan los padres de los chicos con síndrome Down durante los fines de semana. Además se espera que este otoño se conceda un módulo de albañilería de un taller de especial de empleo que dará un fuerte impulso a la obra. Asimismo cabe recordar que la Diputación Provincial de Huesca ha destinado dentro de su plan de obras 50.000 euros para acometer el cerramiento del recinto.
La asociación Down Huesca confía en que en un plazo de tres años el albergue La Sabina, equipado con cocina, comedor y aulas, y centro ocupacional de empleo –dedicado a la jardinería – podría estar culminado. Además de trabajar en este albergue, varias personas con síndrome Down tendrían en este enclave su hogar para desarrollar una vida independiente.
Continúa la actividad en La Sabina
Pero la actividad social en La Sabina continúa este verano. En los próximos días estas instalaciones acogerán un campamento con jóvenes Down de Alcañiz y de Lérida.
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