Los peregrinos que componemos las distintas asociaciones pertenecientes a la Federación Española de Asociaciones del Camino de Santiago estamos profundamente entristecidos, así como suponemos el resto del mundo Jacobeo, tras recibir a finales de la semana pasada la noticia de la desaparición de otro de los ritos que forman parte de la peregrinación a Santiago: la apertura de la Puerta Santa siguiendo el rito del simbólico derribo de la tapia de piedra.
Desapareció el rito de poner la mano en el parteluz del Pórtico de la Gloria, luego los ritos del cabezazo, el abrazo al Apóstol y ahora se les une este tradicional acto que marcaba el inicio de cada Año Santo Compostelano.
Comprendemos que la pandemia está cambiando nuestras formas de vivir y que el polvo del derribo podría causar suciedad en el interior de la Catedral después del enorme desembolso de dinero que han supuesto las obras.
Poco a poco desaparece lo que los peregrinos valoramos y entendemos hace ser al Camino lo que es, lo que nos da esperanza, lo que lo diferencia de recorrer kilómetros andando o en bicicleta porque sí; la emoción de cumplir con estos ritos que forman parte de la peregrinación.
Esperemos que pronto puedan volver algunos o se encuentre la forma de solventar los impedimentos que hoy limitan poder cumplirlos.
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