La Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca ha podido documentar gráficamente, a pesar de la oposición y amenazas de los empleados de la obra pública, y también a través de testimonios de vecinos y fuentes de toda solvencia relacionadas con los trabajos que se ejecutan en el solar de La Merced, la inexplicable destrucción de lo que podía constituir un notable yacimiento arqueológico relacionado con el antiguo convento del siglo XVII allí ubicado, y el cuartel que posteriormente se asentó sobre las primitivas construcciones.
La Dirección General de Patrimonio, alertada al parecer en distintos momentos desde el mes de junio de los destrozos de materiales arqueológicos que perpetraban las máquinas en el vaciado del solar, no actuó obviando denuncias e ignorando la importancia histórica y documental del yacimiento.
De acuerdo con las noticias recabadas por la Plataforma, un informe arqueológico redactado varios meses antes de la adjudicación de la obra, concurso que tiene fecha del pasado mes de abril, señalaba la inexistencia de restos a la luz de los sondeos realizados, de manera que el enorme solar, de indiscutible proyección histórica vinculada con la antigua universidad, quedó liberado de cargas arqueológicas. Así las cosas, cuando las máquinas comenzaron el vaciado ignorando las evidencias diarias de hallazgos de distinta naturaleza, nada impidió las labores de retirada de tierra y materiales ya convertidos en escombros. El arqueólogo no fue requerido para personarse en el solar a fin de revisar y actualizar su investigación a pie de obra, tal como determina la normativa vigente.
Se ha podido documentar la presencia de dos grandes amontonamientos de piedras sillares de regular tamaño, lo que revela la existencia de construcciones de época y función desconocida, cuyo destino igualmente se ignora, dándose la circunstancia de que la asociación «Studiosi pro Universitate Sertoriana» reclamó infructuosamente ante Suelo y Vivienda de Aragón, propietaria del solar y promotora de las futuras viviendas, la reubicación de las mismas en la nueva construcción a modo de hito memorialista y conmemorativo, pero no obtuvo más respuesta que la constatación de que habían desaparecido los centenares de sillares.
Igualmente ha quedado destruida bajo la acción de las palas excavadoras una estructura subterránea, de forma regular, realizada con sillería de buena calidad que podría ser un pozo de agua, probablemente bajomedieval, habitual tanto en el casco antiguo como en la zona ocupada por los barrios medievales, que señalaría su relación con un contexto urbano. Asimismo, de acuerdo con la denuncia que el profesor y especialista Antonio Naval refirió en su ponencia «El prestigioso convento-colegio de la Merced en el Estudio General de Huesca» y en un reciente artículo periodístico, se podrían haber perdido «sótanos, bodegas, criptas y lo que es indudable, enterramientos», toda vez que los frailes recibían sepultura en los conventos, bien en superficie, bien en criptas.
De lo que no parece quedar duda es de la destrucción de lo que revelan las imágenes rescatadas como un enorme búnker horadado en salagón, con cubierta de hormigón y pilastras de ladrillo macizo. Las fotografías obtenidas muestran cómo se ha rellenado de cemento para su clausura y consolidación, sin comunicar su existencia a la directora general de Patrimonio por parte de la empresa, dado que cualquier yacimiento relacionado con la Guerra de España de 1936-1939 queda protegido legalmente, como también lo están el conjunto de las estructuras despachadas por la acción inicua de las máquinas.
«Hay algo de alevosía y mucho de menosprecio –refiere Antonio Naval señalando la responsabilidad de Patrimonio–. El solar del acuartelamiento acomodado en el histórico emplazamiento del convento de La Merced es de los lugares que más enigmas suscitaba de su historia oculta. El interés del conjunto arquitectónico queda patente en las fotografías de Ricardo Compairé».
La Plataforma para la Defensa del Patrimonio considera gravísima la actitud deliberadamente negligente de las instituciones hacia los restos arqueológicos, máxime en un caso de flagrante desprecio como el ocurrido en el solar de La Merced, cuyos vestigios deberían haber constituido una impagable fuente de conocimiento histórico para la ciudad. Otra oportunidad perdida por la que, probablemente, nadie asumirá las consecuencias.
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