Tras la apertura a cargo del presidente de la Casa de Aragón en Madrid, José María Ortí, la escritora Elena Gusano presentó una amena introducción sobre la historia del Día de las Letras Aragonesas y su relación con el escritor aragonés Baltasar Gracián, así como una breve mención de cada uno de los autores galardonados con el Premio de las Letras Aragonesas desde el comienzo de su andadura hasta hoy día. Tras ella, el escritor Santiago Asensio realizó la lectura de una selección de textos de José Luis Corral, último premio de las Letras Aragonesas.
El músico y poeta Carlos de Abuín deleitó al público con dos canciones en aragonés, y continuaron las lecturas de los poetas María del Pilar Pueyo, glosando bellamente a San Juan, y Felipe Espílez, que emocionó como siempre con su excelente recitado. Se proyectó a continuación un fragmento de la película «Tata mía» de José Luis Borau, premio de las Letras Aragonesas 2009.
La escritora María Cruz Vilar, lamentablemente, no pudo acudir finalmente al acto muy a pesar suyo y, como se ocupó de expresar José María Ortí, nuestro. La que esto escribe, autora del poema “Vértigo”, tras la lectura del mismo dio paso a la intervención de Ángel Guinda, premio de las Letras Aragonesas 2010, con la interpretación de la canción que lleva por letra el “Soneto de Amor” de este último autor, con acompañamiento al piano de Bruno Diez de la Cortina, creador, además, de los arreglos musicales especialmente compuestos para la ocasión.
El poeta aragonés dejó al público literalmente conteniendo el aliento tras el recitado de dos magníficos poemas, uno de ellos inédito. El acto finalizó con la audición subtitulada del himno de Aragón, de cuya letra es también en parte autor Ángel Guinda.
Un programa apretado y completo, como ven…Y como muestra, un botón: quiero compartir hoy con ustedes ese poema, “Vértigo”, que leí como expresión de amor hacia una tierra natal cuyo paisaje más vertiginoso, el Pirineo oscense, aparece en él personificado. Elegí leer este poema por parecerme adecuado para estas fechas en las que están recientes las celebraciones con las que se iniciaba el Centenario del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Se trata de un poema aun inédito, incluido en mi último libro, Mutaciones, de próxima aparición en la Editorial Manuscritos. Es un poema de amor cuyo título, “Vértigo”, alude a las dos denotaciones de esta palabra, la que se refiere a la sensación que se experimenta en las alturas, en este caso las cumbres de los Pirineos, y la que se refiere a la emoción, el vértigo del enamoramiento. En este poema además he procurado una intensificación del significado por medio de la repetición de una misma sílaba, con pleno sentido en sí misma, al comienzo de cada verso:
Vértigo
Verdes montes,
vertientes,
vericuetos,
verticales laderas,
verdal viento,
vergeles en los valles
verdinegros,
verano pirenaico
verberando
verdadero deseo,
verandas a lo oscuro de tus ojos,
verdeantes de frescura,
veraz ruego en los míos
vergonzosos,
veredas de tus manos
verbeneras,
vértices de mi amor,
verte tan lejos, pero
verte, siempre, tan cerca,
verte lejos y cerca,
verte:
vértigo.
(Susana Diez de la Cortina Montemayor, de “Mutaciones”)
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