El pasado 29 de enero, San Valero, se cubrió de nieve Roda de Isábena tras la comida de confranternización entre los feligreses de la Parroquia de San Ana de Zaragoza, rotenses y el clero.
Previamente a la misa se había hecho un homenaje a José María Leminyana y Alfaro en su décimo aniversario de su fallecimiento y se anunció que éste era el último viaje regular de la parroquia tras casi 40 años, debido al envejecimiento de sus miembros.
José María Leminyana y Alfaro fue sacerdote conservador de multitud de iglesias en el Valle del Isábena, entre ellas Roda de Isábena. En 2001 se le otorga la encomienda de placa de la Orden de Alfonso X el Sabio en reconocimiento a la labor efectuada en la reconstrucción y restauración del patrimonio.
También fue un líder facilitador del proceso desegregación de las parroquias oscenses pertenecientes a la diócesis de Lleida. Por este motivo se le otorga en 1988 la medalla de San Jorge del Gobierno de Aragón.
Más tarde, se erigiría en uno de los primeros y mayores defensores del regreso de los bienes procedentes de las parroquias aragonesas segregadas de la diócesis de Lleida. Por este motivo en 2008 la Real Academia de Bellas Artes de San Luis le nombra académico de honor.
Al acabar el acto, fui a saludar a Juan Antonio Gracia Gimeno para felicitar por el acto que el había presidido. Me preguntó quién era y le comenté mi relación con “El Peix” de Serraduy.
Me dijo que allí comenzó todo. Efectivamente, en la página 43, de su libro del año 2001 “La Nueva Diócesis Barbastro-Monzón: Historia de un proceso”, se menciona que “es en el comedor de Casa El Peix de Serraduy donde tiene lugar una comida el 5 de abril de 1978 que inicia el proceso que dura casi 20 años.”
Durante el homenaje y la comida se habló mucho del coraje de José María Leminyana y Alfaro. Un valor que es muy normal en la mayoría de la población de este valle.
Un coraje necesario para afrontar el problema fundamental de la zona que es el envejecimiento de la población. Un ejemplo es la propia Roda de Isábena, que únicamente tiene 20 habitantes, cuando acaba de entrar en la lista de los pueblos más bonitos de España.
Es imposible pedir el coraje a toda la población, pero con que haya una pocas personas, éstas hacen de catalizadores para que se contagie en la sociedad a la que pertenecen.
Coraje que tuvieron Ramón y Carmen, los fundadores de la fonda “El Peix” en 1915, que sirvió para que la comarca tuviera un lugar social para el viajero y para festejar las celebraciones familiares.
Coraje tuvieron Juan y mi tío José María para facilitar el intercambio de mercancías comprando un camión en el año 1949. Servicio que facilitó mi tío hasta la jubilación tras más de 40 años.
Coraje tuvieron Amalia y mi tío José María construyendo un moderno hotel junto al río Isábena en los años 70 que fue un verdadero revulsivo para el turismo en el valle del Isábena.
Coraje tuvieron Alegría y mi primo José Mari siguiendo el proyecto añadiendo recientemente el negocio de la panadería y la repostería para adaptarse a los cambios sociales.
Coraje tuvieron Catalina y Simón, la cuarta generación, para seguir las riendas del negocio y tener ya dos hijas, Carmen y Teresa, que animan a que otros jóvenes sigan su ejemplo de mantener los negocios e incrementar la población.
Mi pequeña aportación a este valle del Isábena es haber realizado dos guías de senderos, el de la Sierra de Sis y el Camino del Destierro de San Ramón, que se pueden descargar gratuitamente en el blog Caminos de Barbastro.
Yo conozco a José María Leminyana y Alfaro en el año 2003, cuando celebró en el jardín de Casa Peix de Serraduy el fallecimiento de mi tía Amalia. Había cientos de personas y su discurso y presencia tenía liderazgo espiritual, social y personal en todo el valle del Isábena.
El año pasado murió mi tío José María. El sacerdote Aurelio Ricou valoró su papel realizado para la comunidad, pero ya no había tanta personas en el funeral, porque ya habían fallecido la mayoría de sus coetáneos.
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