“Vivimos un complejo desafío y es ahora cuando necesitamos, más que nunca, un periodismo sólido”, así concluía su intervención Pelayo Bezanilla, Director de Asuntos Públicos, Comunicación y Sostenibilidad de Coca-Cola. El director afirma que el valor del periodismo se ha relativizado, a pesar de que esta afirmación carece de evidencias. No descarta la necesaria contrastación de la información por parte de la sociedad ante el continuo bombardeo informativo.
El cambio en el paradigma del cuarto poder también lo ha recuperado Francesc de Carreras, Catedrático de Derecho Constitucional, que afirma que los medios han cambiado, aunque “hace treinta años ya se hablaba de la crisis del periodismo”. Con este cambio, se vuelve necesaria la acción de ordenar la gran cantidad de información que nos llega, pues tal y como dice Rafa Latorre, Periodista de El Mundo, “sin jerarquía no hay periodismo”.
“El periodismo, con todos sus lamentos, es bastante mejor del que se hacía antes. Está mucho más vigilado, respondiendo de manera más contundente a sus errores” afirma Latorre.
“Si el periodismo hubiera perdido el gran poder de influencia, ¿por qué los políticos invierten tanto tiempo y tantos recursos en controlar este ámbito?”. Así plantea Carlos E. Cué, periodista de El País, las constantes afirmaciones acerca de la supuesta crisis por la que está pasando el llamado cuarto poder.
En la línea política, la estrategia informativa que lleva a cabo el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha sido debatida y se han esclarecido algunos datos de interés. El presidente no cree en los medios de comunicación y, por ello, utiliza la red social Twitter como vía de comunicación directa con la sociedad. Así no se le cuestiona, ya que lanza mensajes sin ningún intermediario que pueda interpretar y contextualizar la información. Una artimaña muy ocurrente en política es posicionar a la prensa como rival.
“De vez en cuando, los medios deben escribir contra sus lectores, es la máxima muestra de independencia”, afirma Latorre.
La búsqueda del aplauso fácil se ha potenciado con las redes sociales que fomentan la cercanía con el lector. El periodista en este contexto, lejos de querer decepcionar a sus lectores, les da lo que quieren, faltando gravemente a la independencia.
En cuanto a la situación catalana, “el comportamiento de los medios durante el procés ha sido bastante ejemplar. Desmontaron las mentiras urdidas por un proyecto político, respondiendo de manera muy favorable. Otra cosa, es el papel que jugaron algunos medios en Catalunya, pues fue una prolongación del nacionalismo en los medios”, opina Latorre. Sin embargo, Cué opina que hay medios que “te convencen sin remedio de que vayas al aeropuerto a manifestarte”, pues se oculta información a la ciudadanía. Muchos catalanes se sorprenden de la sentencia del juez Marchena porque no estaban debidamente informados acerca de si el intento de independencia de Cataluña era un delito contra el orden constitucional (rebelión) o un delito contra el orden público (sedición).
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