Desde cualquier punto de vista, la idea de la sostenibilidad se ha ido incorporando progresivamente en cada marca de moda y con justa razón. Y es que, al ser uno de los sectores económicos que más contaminan, la industria textil se está planteando hacer todo lo posible para revertir el daño al medioambiente que generan sus fábricas.
Esta incertidumbre se aclaró cuando la Comisión Europea dijo algo al respecto el pasado mes de febrero. A través de un informe, el organismo publicó destapó el greenwashing de la moda. De manera concreta, la investigación indica que el 24 % de los portales de moda no cumplen con los criterios medioambientales que decían mantener sus productos.
De esta manera, la comisión también detalló que existe picaresca por parte de las empresas al presentarse más sostenibles de lo que en realidad son. No sólo utilizan afirmaciones exageradas, falsas o engañosas cuando usan los conceptos de eco, friendly y conscious. También aportan información insuficiente (57 %) con relación a sus compromisos medioambientales y presentan declaraciones “poco precisas” al usar términos ecológicos (37 %).
Ante este panorama, los programas sostenibles se están convirtiendo en la norma de las industrias del vestido y textiles. Tal y como apunta Martín Terrones, experto en moda sostenible de StyleSpring, las marcas se están tomando en serio sus compromisos para reducir el impacto medioambiental. “Al suponer un 10 % de las emisiones globales de CO2, grandes empresas del sector han sacado colecciones eco-friendly para un futuro sostenible. Es el caso de Mango, cuyo objetivo es utilizar la tecnología Ecowash para reducir el consumo de productos químicos durante los procesos de lavado y acabado de las prendas. Sumado a ello, la multinacional española se comprometió a utilizar fibras sostenibles a largo plazo. Para el 2025, la empresa pretende utilizar 50 % de poliéster reciclado, mientras que para el 2030 sus prendas tendrán un 100 % de fibras celulósicas”.
Por otra parte, el reto también recae en el cliente. Durante un encuentro de moda en el marco del congreso E-commerce News, expertos de la industria coincidieron en que los consumidores tienen que formar parte de este desafío medioambiental. Sin embargo, el camino hacia la sostenibilidad no es barato ni sencillo, según indicó Paloma Jáudenes, CEO de la marca de moda murciana Pequeña MOMA.
En ese sentido, la empresa explicó que esto supone un gran reto, sobre todo a la hora de comunicar al cliente de dónde sale el producto y cuál es la justificación para el precio elevado.
Por su parte, Pepita Marín, CEO de la empresa de kits para tejer We Are Knitters, comentó que el greenwashing es una realidad y que muchas compañías lo están utilizando porque saben que es el camino a seguir. No obstante, detalla que el enfoque debe ser otro.
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