Señores, está claro que en España adivinar el futuro a algunos les da para vivir. No me gustan quienes engatusan al personal adivinándoles sus fortunas o desgracias previo pago, con la única garantía de vaticinar lo que esos incautos desean escuchar sin más.
Digo esto porque en el artículo anterior, “Riada amenazante”, escrito hace menos de un mes y en el que solo comentaba que el PP estaba con el agua al cuello, ni por asomo podía adivinar lo que ha venido sucediendo estas últimas semanas.
España ha dado un brinco, porque creo que todavía no ha dado un vuelco, ya que un gobierno refrendado por tan sólo ochenta escaños no puede pretender como ya hiciera un preboste del PSOE hace treinta años diciendo que a España no la iba a conocer “ni la madre que la parió”.
Este brinco sinceramente creo que nos ha dado aire fresco frente al ahogo. Pero en tan solo dos años de legislatura, como pretende el señor Sánchez, sólo dan para la prudencia y para los gestos y aún así dudo de que llegue hasta el 2020.
No soy agudo vaticinador ni sesudo intérprete de la realidad y por eso, repito, con mi incansable espíritu observador me quedo con los gestos. La vida, en muchas ocasiones se mide con los detalles y con estas palabras sólo pretendo que se paren a observar lo que unos y otros van dejando tras de sí sobre la España que ve brillar el sol veraniego tras una primavera fría, revuelta y tormentosa.
Que el señor Rajoy se haya retirado de la política más que un detalle, al menos para su partido, ha sido una HECATOMBE. Pero si de gestos se trata les confesaré que a mí, el sucesor a presidir el PP que más me gusta es la señora Soraya Sáenz de Santamaría. Ver su exquisita elegancia al recibir el “abrazo del oso”que le propinó con suma arrogancia un deshauciado de la política por méritos propios llamado Monedero me convenció definitivamente. Además, como decía el candidato Casado sobre sí mismo, es ella la que tiene más futuro, Ni Casado ni Cospedal pueden obviar su pasado. Las investigaciones al currículo universitario del joven Casado no son un montaje y además empezaron antes de la Hecatombe. Y pintan ser unas evidencias tan vergonzosas como las que llevaron a Cristina Cifuentes al abandono de su puesto. Y de la señora María Dolores de Cospedal a nadie se le olvida su paso por la presidencia de Castilla la Mancha entre 2011 y 2015 y de los recortes o atropellos que propició a la Sanidad o Educación manchegas. Amén de aparecer sus iniciales en los papeles de Bárcenas, que no es poco. Muchos palmeros del PP claman hoy mismo en sus artículos por la regeneración. Hay que ver cuán contumaces son muchos periodistas en su defensa de quienes acaban de salir. De Rajoy dicen que ha sido muy elegante, y lo corroboro, pero no se ha ido como un deportista de esgrima con tan solo su florete. Con su florete, además, se ha hinchado a dar estocadas al bienestar de la gente más débil mientras sus palmeros, beneficiados e incondicionales le hacían la ola.
Y del señor Pedro Sánchez a secas, porque de sus siglas (PSOE) ni yo ni muchos nos fiamos, sólo espero prudencia y …¿por qué no?… gestos como el del barco Aquarius, quitar las concertinas o su entrevista con el señor Macron. Aunque su propuesta conjunta de construir CÍES europeos puede parecer una ocurrencia si la señora Merkel no les da su bendición, y no está la pobre para dar muchos apoyos a nada ni a nadie con la debilidad que sufre en su país.
Son gestos de buena voluntad su firme reacción ante un ministro de oscuro pasado, la intención de modificar detalles nefastos de la reforma laboral, de buscar soluciones provisionales a la financiación autonómica o de cortar por lo sano con los que quieren seguir enajenando a TVE de su condición pública y aglutinadora.
Del campo de minas de Cataluña quizá haga falta todo un artículo para comentar. Pero más que sus gestos, me gustó escucharle que la fidelidad a la Constitución será su bandera.
Miren, como les decía, es arriesgado ejercer como adivino en este país de forma interesada. Mejor ser un simple benévolo. Con este artículo pretendo que Ronda Somontano cambie de una vez el último de su sección de opinión y que sepamos, entre todos sus colaboradores, comentar el presente y escudriñar el futuro tras la Hecatombe.
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