En el año 97 se comenzaba con una convocatoria de ayudas de arqueología y restauración de bienes monumentales y muebles, y en la actualidad la DPH continúa la recuperación del patrimonio de la provincia con financiación que permite a los municipios poder lidiar con los estragos que el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas tienen en algunos de sus bienes más significativos. Coniderada de las últimas manifestaciones de la arquitectura visigótica, la iglesia de Santa María de Belsúe, y el único resto del castillo de Conchel, su torre, son dos de los ejemplos que ya pueden verse recuperados.
Durante este año se están llevando a cabo actuaciones a lo largo y ancho del territorio, desde Baells donde se reconstruyen varios elementos en el castillo de Desvalls, la rehabilitación de la iglesia de San Hilario de Buira, el lagar de Plasencia del Monte, hasta la ermita de San Miguel, en Fiscal, la de San Gregorio, en Vicién, o el santuario de la Virgen de Casbas, en Ayerbe. A la vez acaban de terminar otras mejoras en la torre de Abizanda, en la ermita de las Nieves de Yésero al igual que en la de Capdesaso, la restauración del antiguo lavadero de la huerta, en La Puebla de Castro, y el molino de Ena. Muestra de esta labor continuada es el dato de inversión de los últimos tres años que ofrece el titular de Cultura en la Diputación Provincial, con 800.000 euros en una treintena de proyectos en otras tantas localidades para “año tras año proteger y conservar elementos de interés histórico, artístico y cultural, considerando el patrimonio como elemento de desarrollo local”, refiriéndose a los puestos de trabajo directos que participan en la propia restauración y de otros empleos que surgen vinculados a la actividad turística o a la gestión cultural.
A este respecto, el presidente de la Comisión de Cultura en la DPH explica que no son obras de gran envergadura, aunque a pesar de esa idea inicial se han conseguido recuperar totalmente diferentes bienes en varias fases en colaboración con los ayuntamientos, entre los que en este programa se incluyen ermitas, castillos, torres, puentes, edificios antiguos, lavaderos, molinos o herrerías.
Sacar del olvido bienes como Santa María de Belsué o la torre de Conchel
Por la antigua carretera de Monrepós y tomando camino al valle de Nocito se encuentra la iglesia de Santa María de Belsué, una construcción originaria del siglo XI que este proyecto ha querido sacar del olvido y de la ruina total. El ábside con arquillos de tradición lombarda es uno de los uno de los elementos más simbólicos del templo y donde se ha actuado en la bóveda, que ahora aparece reparada y reforzada, de la misma forma que en las cubiertas de la sacristía y la torre, con un nuevo entramado de madera, y en la escalera exterior que ha sido reconstruida.
Estos trabajos también han podido reponer de forma manual algunos de los elementos que se habían desprendido, además de sanear juntas, grietas y filtraciones que provocaban el mayor deterioro del conjunto con su interior al descubierto. Estas obras de urgencia de la DPH y el Ayuntamiento de Nueno, término municipal en el que se asienta, han tenido un coste de 31.000 euros con la intención de garantizar, en un primer término, las medidas de seguridad, retirando elementos sueltos o peligrosos. Se ha trabajado no solo sobre la construcción en sí sino también sobre el terreno circundante, eliminando vegetación del entorno del templo considerado Bien del patrimonio cultural aragonés y de gran valor entre dos momentos del arte edificativo medieval, según los expertos.
En el municipio de Monzón, el Ayuntamiento acaba de dar por finalizada la consolidación de la torre de Conchel, de lo poco que se conserva del castillo junto a un aljibe y algunos restos de la muralla. Estos restos se alzan sobre un promontorio que domina la margen derecha del Cinca. Este proyecto ha encadenado tres fases desde 2015, con una inversión total de 90.000 euros y cuya financiación procede principalmente de la Diputación, que han acabado con la reposición de los sillares de la base como elementos esenciales.
La actuación de este patrimonio catalogado Bien de interés cultural comenzó por los cimientos de la torre, que se levantó en el siglo XV de unos 10 metros de altura y de la que quedan dos caras y el arranque de las otras dos. También se han dedicado esfuerzos al tratamiento de las humedades mediante la ejecución de un drenaje para conducir el agua lejos de los cerramientos y se colocó pavimento empedrado en la superficie interior, entre otros trabajos. El Ayuntamiento de Monzón ha decidido realizar un estudio con georadar del entorno como fuente de información para futuras actuaciones.
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