La ciudadanía, el gran pilar que ha soportado estoicamente la pandemia en estos meses, dio uno de los ejemplos más meritorios en esta crisis: redes de apoyo vecinales, colectas comunitarias, donaciones millonarias para conseguir material sanitario y EPIs. En todo este fenómeno, una de las cuestiones más destacadas es la apuesta por la impresión en 3D, una tecnología que ya estaba al alza en los últimos años, pero que ha ganado un protagonismo inesperado con toda esta crisis.
Decenas de aficionados a la impresión en 3D han puesto su granito de arena para construir pantallas protectoras, fijadores para mascarillas e incluso respiradores artificiales. La iniciativa tardó unas semanas en arrancar, o mejor dicho, el permiso de las administraciones para que los aparatos pudieran ser validados para su uso médico.
El coronavirus ha impulsado aún más la tecnología de impresión 3D. Pero como todavía no todo el mundo sabe cómo funciona, os mostramos su utilidad y algunas de sus prestaciones.
¿Qué es la tecnología de impresión 3D?
Esta técnica consiste en crear objetos sólidos en tres dimensiones. En lugar de imprimir a lo largo y a lo ancho, a estas dos dimensiones se le añade la profundidad. Los materiales que se utilizan son materiales plásticos que después se calientan y se funden para dar forma al objeto capa a capa. Los materiales plásticos más comunes son el ABS y el PLA.
La tecnología 3D precisa tener instalado un software de modelado 3D que es el que lee el archivo de impresión. Este da las instrucciones para crear ese objeto. Siguiendo esta teoría, cualquier persona puede crear sus propios diseños mediante programas de modelado o bien descargar diseños de otros usuarios.
Con la crisis del coronavirus, muchos aficionados a esta tecnología han establecido redes de contacto para trabajar de manera solidaria entre ellos y compartir diseños de los materiales que más urgencia tenían, como piezas para equipos sanitarios.
Hasta hace unos años, la impresion 3d era una tecnología solo útil en los entornos industriales, pero con el paso del tiempo, la tecnología se ha ido perfeccionando y haciendo más económica, de modo que hoy en día cualquier persona puede tener instrumental de este tipo para generar sus propios diseños.
Una tecnología que da poder al usuario
Lluis Villarejo, investigador de la Universidad Oberta de Catalunya, afirma que la impresión en 3D empodera al usuario para hacer cosas que antes no estaban en sus manos. Los makers son los particulares que están usando sus propias impresoras para fabricar material sanitario que ayuda en la lucha del coronavirus.
Con una bovina de plástico PLA de 20 euros se pueden crear aproximadamente 200 pantallas protectoras, un ejemplo de lo eficiente que puede ser esta tecnología. A nivel doméstico o particular, con la impresión 3D se pueden generar todo tipo de objetos de modo económico.
No obstante, esto no implica que más allá del uso puramente funcional en el ámbito doméstico, la tecnología de este tipo es igualmente válida a nivel industrial y cada vez se usa más en sectores como la construcción, la fabricación de material sanitario, la industria bucodental y las prótesis.
¿Qué usos prácticos tiene esta tecnología?
Un maker puede ponerse casi en la piel de un creador, pues con la impresión 3d se puede dar vida a cualquier objeto físico que imaginemos. El diseño 3d permite crear objetos a priori de poca valía como llaveros y objetos decorativos o aplicaciones de importancia vital, como tejidos humanos.
En el ámbito industrial, las aplicaciones de esta tecnología están muy presentes en la industria alimentaria, la moda, la medicina, la construcción o las artes gráficas. Sorprende el caso de la alimentación, porque es uno de los usos más revolucionarios al tiempo que es el sector profesional donde goza todavía de menos popularidad.
En España existen empresas que innovan en el diseño de productos que tienen como objetivo crear una gastronomía más visual y con texturas diferentes. En unos años será una práctica común elaborar alimentos valiéndose de la impresión 3D.
Otro sector que convive con el 3D es el de la construcción, al igual que el automovilístico. En ambos casos los diseños 3D sirven para elaborar maquetas y presentar ante los clientes futuros proyectos. En la construcción se habla incluso de empresas capaces de levantar viviendas de 70 metros cuadrados en 24 horas. Muchas de las casas prefabricadas y con módulos del futuro estarán fabricadas a partir de esta tecnología, con impresoras 3D de grandes dimensiones.
El coronavirus ha supuesto el espaldarazo definitivo para dar a conocer esta tecnología a nivel usuario. En el ámbito industrial ya se conocía y todo este boom está sirviendo para introducir procesos de construcción más rápidos, eficientes y respetuosos con el medio ambiente.
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