Con una tensa calma pero con la sensación de que lo peor ya había pasado. Con esta sensación volvían ayer a sus quehaceres cotidianos los vecinos de las poblaciones afectadas por el espectacular incendio originado en la tarde del viernes y que dejó en vilo, hasta ya entrada la noche, a los municipios de Albalate de Cinca, Alcolea, Santalecina y Belver de Cinca. El incendio recorrió linealmente unos 7 kilómetros y afectó a medio centenar de hectáreas aproximadamente.
A las siete de la mañana de este domingo el Gobierno de Aragón ha dado el incendio por controlado. Pero la noche del viernes y del sábado fueron larga para los retenes de bomberos del Cinca Medio que apoyados en compañeros de los parques de Bajo Cinca y agentes de protección de la naturaleza consiguieron apagar las grandes llamas que quemaron cañas, chopos, zarzas y la maleza propia de los bosques de ribera sin mantenimiento.
Los campos de cultivo de cereal todavía se encuentran verdes y eso fue clave para que el incendio no se propagará y devastará más hectáreas. El fuego se fue extendiendo rápidamente por los caminos lindantes al río Cinca, poblados por choperas y cañaverales y fue dando saltos movido por fuertes rachas de viento, que todavía ayer soplaban, aunque de menor intensidad.
Durante la pasada noche del viernes al sábado los trabajos de extinción se centraron en dos focos, uno en Belver de Cinca, y el más aparatoso, entre Alcolea y Albalate de Cinca. Horas antes se había conseguido controlar los dos focos restantes, en Ripoll, poblado perteneciente a Binaced y en Santalecina. La existencia de estos cuatro focos repartidos en un área de alrededor de veinte kilómetros hace sospechar a la investigación de que el incendio pudo ser intencionado deliberadamente.
La policía científica y efectivos del SEPRONA de la Guardia Civil, así como agentes de protección de la naturaleza (APN) del Gobierno de Aragón estudiaban ayer por la mañana las causas de este espectacular incendio y que dejó en alerta a las poblaciones del bajo y medio Cinca, entre Monzón y Fraga. «Están todas las posibilidades abiertas. Hasta que no se acabe la investigación no lo podremos decir, pero no se descarta ninguna posibilidad. Teniendo en cuenta la tipología del incendio una de las posibilidades y que se está valorando es que fuera un fuego provocado», afirmaba el alcalde de Albalate de Cinca y presidente de la Comarca del Cinca Medio, José Antonio Castillón.
Uno de los focos del incendio se produjo entre Santalecina y Alcolea de Cinca, a escasos metros de una finca de campo de cereal, olivo y huerta. El origen del incendio estuvo cerca de la cuneta, en una zona de cañizos y rápidamente se extendió por la ribera del Cinca saltando por los cañaverales. Los vecinos de esta vivienda, una familia de agricultores, se encontraban celebrando la festividad de San Isidro en el polideportivo de Alcolea de Cinca y recibieron el aviso del incendio sobre las 16.00.
El hijo de los propietarios, José Ángel del Río, relataba ayer la tensión vivida por sus padres: «Tenemos cereal, olivos, caballos y otros animales y a escasos metros se produjo el incendio. Pensamos que el fuego se produjo en la cuneta y se extendió a favor del aire, pero luego dio la vuelta hacia atrás y se fue hacia el río por las choperas y el matorral bajo, que se lo ha comido, hasta llegar a Belver».
El viento llevó las llamas hacia Santalecina y luego lo condujo hasta Albalate de Cinca donde se produjo uno de los mayores riesgos de peligro ya que el incendio se concentró a medio kilómetro del casco urbano, generando ciertos momentos de tensión entre los vecinos.
El incendio no provocó daños personales pero sí mató animales de granja y quemó una vivienda de campo en Albalate de Cinca. En la vecina Alcolea se tuvo que evacuar a las vacas de una granja, pero una res que se encontraba pariendo falleció. En Albalate de Cinca el fuego calcinó una caseta de campo propiedad de unos vecinos de origen rumano que crían palomas mensajeras. Marcel Babes y su familia fueron testigos del incendio ya que el fuego les sorprendió a media tarde cuando se encontraban trabajando en su finca. Rápidamente consiguieron sacar dos bombonas de butano de las cuatro que tenía, antes de ser evacuados por los servicios de emergencia y liberara algunas de sus palomas. La suerte quiso que las bombonas que se quedaron en la caseta no estallarán. Sin embargo se han muerto varios pichones y patos calcinados por el fuego. Su casa de campo ha quedado totalmente destruida y esta familia carece de seguro. Ayer algunas de las palomas que soltaron el día de antes regresaron a su nido. «Teníamos maquinaria dentro de la caseta, un comedor con los trofeos que han ganado las palomas … Todo ha quedado destrozado. Hemos perdido siete años de trabajo para levantar esto para disfrutar», afirmaba Marcel Babes.
El alcalde y presidente de la Comarca del Cinca Medio se mostraba ayer cauto al asegurar que «no se puede decir que el fuego está estrictamente controlado por la climatología (ayer había rachas de viento de 20 kms/h y temperaturas de 29 grados al mediodía)». Ya no se perciben llamas aunque sí que se ven columnas de humo esporádicas. Los retenes de bomberos y atentes de medio natural intervinieron ayer sobre estos focos, alejados del casco urbano, para tratar de que se reactivara el incendio. «Se está en alerta y controlando el perímetro del incendio que ha afectado. Pero ya no existe peligro y ha pasado el nerviosismo que había en la noche del viernes», señalaba el alcalde de Albalate.
Castillón recogía el sentir de muchos vecinos que reclamaban un plan integral de limpieza de las choperas y el bosque de ribera del Cinca y solicitó al director general de gestión forestal actuaciones en ese sentido. «Si hubiera estado limpio probablemente esto no hubiera sucedido. Alguien tiene que plantearse el cambio de las leyes. Parece que hay personas que presionan para que el río siga estando sucio y no conocen nuestra problemática. No puede ser que personas que vivan en la ciudad, en su chalet donde no llega el fuego y que nos impongan una serie de normas medioambientales que nos afectan a todos. Había que hacer una limpieza de las riberas porque algún día podría haber desgracias personales. Esto es una zona recurrente para los incendios aunque nunca habíamos visto un incendio como éste. Son situaciones que se pueden evitar con labores de limpieza y prevención».
En este sentido se expresó el citado propietario de una finca de Alcolea de Cinca José Ángel del Río: «Tenemos un problema porque esto está lleno de maleza. Ya tuvimos un incendio y a nosotros nos costó dinero. Desde que se ha quemado ahora está todo limpio, pero si no se cuida es una bomba de relojería además en este tiempo sin llover y seco como está».
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