Las antiguas escuelas de Foradada del Toscar han vuelto a tener niños en sus aulas. Tras más de 30 años cerradas, este edificio alberga desde comienzos de año un espacio renovado y acondicionado que lleva el nombre de La Candeleta y da respuesta a las necesidades que planteó una asociación cooperativa del Sobrarbe, para disponer de un lugar que ofreciera a los niños tanto aulas y equipamientos con zonas de aseo como comedor y descanso, como un espacio abierto en el que los niños interactúan y desarrollan sus habilidades y aptitudes en un entorno natural.
Un total de 15 niños de hasta 6 años de edad asisten durante la semana a este nuevo espacio que el Ayuntamiento de Foradada del Toscar, en La Ribagorza y próximo al Sobrarbe, ofreció para dar respuesta a las necesidades de estos padres. Con el respaldo económico de la Diputación de Huesca se acondicionó una parte de las antiguas escuelas de Foradada y estas instalaciones son las que hoy ha visitado el Presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Miguel Gracia, acompañado por el alcalde anfitrión, Pedro Puyalto.
En la visita han estado también la Vicepresidenta de la DPH, Elisa Sancho, la Presidenta de la Comarca de La Ribagorza, Lourdes Pena, el diputado provincial Ramón Laplana,, así como el resto de miembros de corporación local y representantes de los nueve núcleos que conforman el municipio de Foradada del Toscar.
Miguel Gracia ha explicado que proyectos como éste contribuyen a la dinamización del medio rural, en un momento en el que urgen «medidas y acciones concretas para frenar la lacra de la despoblación». «El hecho de recuperar una antigua escuela para albergar espacios con niños va en esa línea», ha dicho Miguel Gracia.
La inversión para la adecuación de este espacio ha sido de 40.000 euros financiados entre la Diputación de Huesca y el propio Ayuntamiento. «La labor de la Diputación de Huesca es atender las necesidades que nos trasladan los ayuntamientos, sobre todo los más pequeños, como éste, faltos de recursos humanos y económicos», ha añadido el Presidente de la Diputación.
“Es importante que se puedan quedar parejas jóvenes en los pueblos y volver a tener los censos en los pueblos que había hace unas décadas es imposible, pero también es importante poner en valor que los pueblos tienen ahora gente mayor que ha trabajado durante toda su vida y que gracias a un Estado del Bienestar Social disponen ahora de una pensión y pueden elegir quedarse a vivir en su pueblo”, ha argumentado Miguel Gracia.
“Es necesario que más jóvenes se queden a vivir y para ello necesitamos que las instituciones europeas, estatales y autonómicas se impliquen porque sólo con los recursos de la administración local es imposible alcanzar este reto”, ha añadido.
Este espacio acoge a los niños de 10 a 15.30 horas, de lunes a viernes. Son los propios padres los que los llevan hasta Foradada desde distintos puntos del Sobrarbe y La Ribagorza. Allí están atendidos por dos monitores. Uno de los objetivos que persigue este espacio es, como ha recordado el alcalde, «que los más pequeños aprendan y conozcan el entorno natural en que viven». De hecho, desde la asociación cooperativa que gestiona este espacio han destacado el compromiso y esfuerzo de los padres en este proyecto así como la importancia de que los niños aprendan en este entorno natural, proyecten sus habilidades y desarrollen nuevas destrezas aprovechando el medio rural que los acogen. De hecho, una vez a la semana son los propios padres los que los llevan a otros pueblos o enclaves del entorno para conocer este medio.
Este espacio además de dar respuesta a las necesidades de los padres para conciliar el tiempo laboral y familiar es sinónimo también de colaboración entre vecinos y entidades de dos comarcas, además de ser un elemento que contribuye a revitalizar y dinamizar los municipios.
De hecho, Foradada del Toscar, cuenta con nueve núcleos y en todos ellos, según ha explicado su alcalde, se han recuperado las antiguas escuelas en estos últimos años para transformarlas en centros sociales, como puntos de encuentro para que los escasos vecinos que residen en cada pueblo tengan un lugar común. Entre los nueve núcleos no alcanzan los 200 habitantes.
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