Pocos son los jardines históricos españoles de los que se conserva información gráfica. Uno de ellos es el jardín o jardines del mecenas y coleccionista Vincencio Juan de Lastanosa (Huesca, 1607-1681), una de las figuras más notables de la historia de la cultura aragonesa. Los jardines se encontraban en la parte trasera del palacio que era su casa de Huesca en el siglo XVII, con fachada en el Coso Alto. Un jardín italiano “manierista”, eminentemente floral, con muchos frutales y estanque navegable.
De estos jardines, afortunadamente, han llegado a nosotros cinco dibujos: una planta general y dos dibujos de parcelación. También el alzado de la casa de Lastanosa, que deja entrever otra parte del jardín. Un quinto dibujo muestra el detalle del templete que fue construido en el centro del estanque. Esta extraordinaria documentación, conservada en la Biblioteca Nacional, permite localizar con exactitud el histórico espacio ordenado por calles, y encajarlo en el lugar exacto donde se proyectó y materializó.
La Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca considera que las obras emprendidas para completar el trazado de viales constituyen una oportunidad para constatar la existencia real de los jardines de Lastanosa, de acuerdo, además, con la descripción del cronista e historiador Francisco Andrés de Uztarroz (1606-1653). “Cotejar su descripción y los dibujos de los jardines –asegura la historiadora del arte María José Calvo– lleva a la inequívoca conclusión de la existencia de los mismos”.
“El estanque con embarcadero y el laberinto –prosigue Calvo y cita los estudios del profesor y erudito Antonio Naval–, son los elementos más relevantes, aparecen en dos de los dibujos. Y de ellos, el estanque es el que más nos interesa en este momento, dado que coincide con la ubicación de la escultura de Orensanz que fue monumento a los caídos, el lugar que está siendo objeto de obras para colocar el nuevo pavimento de hormigón”.
La comprobación a través de los trabajos arqueológicos de la existencia de las primitivas estructuras, constituiría una noticia de enorme relieve y alcance en el contexto cultural, histórico y artístico de la ciudad, de acuerdo con los postulados que defiende la Plataforma patrimonial. “Lo que nos mueve a reclamar la intervención de los arqueólogos en esta obra –sostiene Calvo Salillas– es el hecho de que aun contando con abundante documentación no tenemos indicios arqueológicos. Del jardín de Lastanosa podría conservarse la estructura del estanque, que era de piedra y del que se dice que estaba embetunado. Quizá también restos del escollo, construcción a la manera de templete, curioso y extraño, que fue realizado con piedra tosca y ladrillo vidriado (dos veces cocido), según describe Uztarroz”.
“Nunca ha habido ninguna dificultad para ubicar con toda precisión tanto el conjunto como los detalles del desaparecido jardín de Lastanosa en lo que hoy es el actual parque, como así se expone en el panel informativo localizado en una de sus entradas, motivo más que razonable para poner los medios necesarios para contrastar la existencia de vestigios de tanto relieve, máxime cuando se acerca la celebración del centenario del propio parque Miguel Servet”, concluye la historiadora María José Calvo.
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