El Gobierno de Aragón pretende ahora aprobar una normativa modificada más si cabe a la medida de las exigencias del sector porcino industrial. Aparentando eso sí promover “un desarrollo ordenado y armónico” del sector, los cambios no vienen sino a agravar la desprotección medioambiental en la que ya vivimos con el vigente Decreto 94/2009. Las ya exiguas distancias de protección a las macrogranjas podrán por ejemplo rebajarse a la mitad, a criterio de los ayuntamientos, si la zona es considerada “deprimida de montaña”. Tras proclamar que el porcino intensivo ha de seguir aumentando cifras, se pretenden superar los 14 millones de cerdos producidos actualmente hasta llegar a los 16.2 millones en 2020. Con 1.2 millones de habitantes en Aragón, estas cifras no requieren comentario alguno. Pero nada de esto importa. Somos líderes ¡ que gozada! , Líderes en emisiones de amoníaco al aire que respiramos, líderes en hectáreas atiborradas de purines (¡Qué jolines, en algún sitio hay que acabar echándolos..!) y líderes en número de pueblos donde el olor a tocino espanta. ¡Cómo será el negocio que hasta China prefiere ahora que pongamos las granjas nosotros!
En la provincia de Huesca, la más afectada por la proliferación de granjas, las poblaciones saturadas de nitrógeno son muchas más de las que aparecen en la reciente normativa (sólo 11 pueblos en todo Aragón). La ciudadanía está justamente alarmada y ha comenzado a organizarse para poner freno a este desmán.
El apoyo a las macrogranjas se justifica desde el Gobierno de Aragón porque el sector porcino es “clave para el mantenimiento de la población en el medio rural”. Disculpen que me entre la risa floja… Sres de la DGA, si nos empeñamos en sembrar el campo de macrogranjas, eso es lo único que tendremos. Pero no habrá nada más. No solo no solucionaremos la despoblación sino que la agravaremos. Sencillamente porque nadie quiere vivir donde se instalan estas granjas; y cuanto más sabemos de ellas peor. Sencillamente porque se trata de una actividad muy contaminante, casi totalmente automatizada y que por tanto crea poco empleo, compite de forma desleal con la ganadería extensiva, destruye el potencial turístico de nuestras comarcas y disminuye la calidad de vida de sus habitantes. Las decisiones políticas cortoplacistas de hoy, Sres de la DGA, comprometerán gravemente el bienestar de nuestros hijos y de nuestro territorio. Pan para hoy y hambre para mañana.
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