Tras la vista le siguen en importancia el oído y el tacto, pero eso esta clasificación es muy subjetiva, que depende mucho de cada cultura y de la relación que tiene cada persona con sus formas de percibir los estímulos, pues para un enólogo, el olfato es vital, mientras que para una persona invidente, el oído y el tacto ganan en importancia.
Sea como fuere, la vista o visión es fundamental pues se requiere para la realización de muchas actividades. Es clave para la interacción con otros individuos, para las actividades laborales, en el aprendizaje y en el comportamiento.
De algún modo, cuidar la vista es cuidar la salud. Existen multitud de factores que pueden afectar a los ojos y que van más allá de las enfermedades clásicas que restan capacidad de visión, entre las que podemos destacar la presbicia, el astigmatismo, la miopía, las cataratas o el glaucoma, entre otras.
¿Cuáles son esos agentes externos o internos que provocan problemas oculares?
La contaminación, la exposición a rayos solares, pasar muchas horas frente a pantallas y en condiciones de luminosidad poco adecuadas… todo ello se traduce en fatiga ocular, irritación de los ojos, sequedad e incluso en problemas que pueden ir agravándose como inflamación, conjuntivitis o pérdida de visión.
A su vez, existen procesos internos, como el estrés y la ansiedad, que también merman la salud de la vista. El propio paso del tiempo, la edad, y no solo esto, sino la estacionalidad, puede resultar un agravante.
Así, en primavera y verano, con el despertar de la naturaleza, la floración y la presencia de agentes patógenos: polen, alérgenos… acaba provocando conjuntivitis alérgica que se externaliza mediante picor y lagrimeo en los ojos, incluso inflamación de los párpados. Todo ello lleva a visión borrosa temporal.
¿Cómo se clasifican las enfermedades oculares?
Las patologías oculares se pueden manifestar a través de muchas vías. Se denominan patologías o enfermedades oculares a todas aquellas dolencias que afectan a la visión. Según su origen se habla normalmente de patologías de origen genético, las que están asociadas a la edad y las de origen infeccioso.
Es importante señalar las diferencias entre enfermedades oculares y problemas o síntomas que pueden derivar hasta estas enfermedades. La sequedad o los ojos rojos no son, per se, una enfermedad, sino que son señales de que la enfermedad está próxima a aparecer, y puede ser por cuestiones degenerativas del paso del tiempo o por una infección.
La asesoría de especialistas en salud ocular, ya sean empresas del ramo o profesionales como oftalmólogos, va a ayudar a mantener un buen estado de este sentido, que repetimos, es el que está considerado como más importante para el desarrollo humano.
El ojo rojo y la inflamación ocular, dos dolencias muy comunes con la llegada del buen tiempo
Un aspecto que ya hemos reseñado pero que es de vital importancia es la estacionalidad. Las temperaturas, el clima, el buen tiempo y la exposición a los rayos solares pueden convertirse en una preocupación mayor si no existe un buen cuidado de los ojos.
Desde Bañoftal insisten en esta cuestión porque son conscientes de que los cuidados preventivos son la mejor fórmula para evitar problemas de salud que se pueden ir agravando con el paso del tiempo.
El ojo rojo, por ejemplo, es una patología frecuente que puede estar causada por patologías previas, factores medioambientales o por problemas internos de salud ocular. Las características más evidentes de esta dolencia es la inflamación de la pátina transparente que recubre la parte del ojo, la dilatación de los vasos sanguíneos y el enrojecimiento muy marcado.
Si bien es un problema pasajero, que se soluciona con el tiempo con buena higiene ocular y con tratamientos farmacéuticos de poco riesgo, en ocasiones puede generar más dificultades. De hecho, si pasan más de cinco días y no desaparece el problema, o incluso de agrave con abultamientos, dolor intenso y falta de visión, ya sí hay que consultar con un oftalmólogo.
La Irritación ocular sí es una casuística más asociada al verano por un motivo en concreto, la mayor exposición a los rayos solares. Esto no tiene mayor relevancia a nivel de salud ocular salvo problemas de visión que desaparecen de manera inmediata cuando se reduce esa intensidad lumínica.
Sin embargo, la exposición permanente sí puede dejar secuelas más graves, sobre todo si hay presencia de alérgenos en la superficie. Las medidas preventivas en esos casos pasan por evitar la sequedad ocular con colirios, mucho cuidado con la climatización, usar gafas de sol, no adentrarse en el agua sin gafas de baño y por supuesto no exponerse al sol demasiado tiempo.
Si la vista es el sentido más importante del que disfrutamos los humanos, parece buena idea mantenerlo en buen estado, porque eso será un pasaporte a no padecer otros problemas de salud.
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