Sin embargo, desde hace ya también años, mucha gente es consciente de lo peligroso que puede llegar a ser desde un punto de vista ambiental. El plástico tiene una vida útil de unos 15 minutos aproximadamente y la mitad del plástico que se utiliza es de un solo uso, especialmente los envases. Y a pesar de su corta vida, este material tarda cientos de años en descomponerse.
Por fortuna, la mayoría de los plásticos que se venden hoy en día son reciclables, pero los subproductos que se obtienen no son envases de la misma calidad, sino otros envases que no satisfacen la demanda de nuevos plásticos en el mercado.
¿Hay alternativas al plástico y otros residuos contaminantes en el ámbito doméstico?
El modo de consumo actual plantea como un reto casi imposible de alcanzar vivir sin materiales plásticos. No obstante, sí es posible reducir su consumo a través de pequeñas acciones, utilizando productos sostenibles y sobre todo cambiando nuestra mentalidad y nuestros hábitos.
Un ejemplo muy evidente que queda al margen del plástico es el papel higiénico. Se usan 8 millones de toneladas de papel higiénico al año. Si en cada casa se utilizaran solo rollos de papel higiénico reciclado se podrían salvar 423.900 árboles.
El papel-higiénico-ecologico es una posibilidad, pero podemos ir incluso más allá, no consumir nada de papel mediante la instalación de un bidet. Hasta hace unos años este sanitario era muy habitual en muchas viviendas, pero ahora parece que ha caído en el olvido. Si adquirimos una visión más respetuosa con el medio ambiente, instalar un bidet puede ser una buena solución para hacer un consumo más racional de los recursos.
Otra opción interesante, aunque es cierto que esta genera menos simpatías, es usar la llamada “family clothe”, la ropa familiar. El método consiste en limpiarse con retales de ropa vieja que se dedica exclusivamente a esta tarea y posteriormente se lava con la ropa sucia. Para evitar el mal olor, antes de introducirla en la lavadora hay que guardarla en una bolsa hermética.
Productos ecofriendly
Si volvemos al consumo de plástico caemos en la cuenta de que no es una tarea sencilla alejarse de los plásticos porque todo viene empaquetado en este material: alimentos, productos de limpieza, bebidas… Un modo de reducir el consumo es adquiriendo ciertos hábitos al hacer la compra: olvídate de productos sobreenvasados, toma agua del grifo en lugar de agua embotellada, reutiliza las bolsas de plástico y haz uso de las reutilizables (de tela o de rafia) y siempre que sea posible, opta por comprar productos envasados de gran tamaño, para generar así menos residuos.
Los productos ecofriendly son aquellos que han sido creados con una idea clara, respetar el medio ambiente y reducir el consumo de materiales contaminantes o que proceden de recursos finitos. En realidad, ecofriendly es una etiqueta que tiene mucho de marketing, pero la idea debe quedar clara, acudir a alternativas que se alejen del plástico.
Un ejemplo son las maquinillas-de-afeitar-seguridad elaboradas a partir de materiales metálicos que se son reciclables. Están conformadas por dos piezas: el mango y la cuchilla. La cuchilla se va desgastando con el uso pero el mango tiene una esperanza de vida de muchos años. De hecho, pueden durar décadas si se cuidan correctamente. Las cuchillas, que son las piezas que se van desgastando, se transforman por completo en nuevos metales en el proceso de fundición.
Y es aquí donde entra en juego otro de los aspectos más reseñables del cambio de mentalidad. No basta con hacer uso de estos productos, sino que hay que saber cómo gestionarlos para su posterior aprovechamiento. Estas maquinillas de seguridad elaboradas a partir de metal hay que desecharlas en el punto limpio, en el contenedor de los metales.
Una cuestión de hábitos
Reducir el consumo de plásticos se ha convertido en una práctica inexcusable entre quienes creen que un mundo más sostenible es posible. El plástico es el principal enemigo a batir, sobretodo por los envases desechables. El portal SinResiduos.club nos muestra trucos para ser más ecológicos y adquirir hábitos de consumo responsable.
Esta filosofía incorpora acciones como no usar botellas de plástico y optar por cantimploras, comprar en tiendas de barrio a granel, evitar en la medida de lo posible los establecimientos poco sostenibles y, en caso de comparar productos envasados, intentar optar por envases de vidrio o papel que son menos contaminantes.
España es uno de los países en Europa que más buen uso hace de este material, pues cada español desecha poco menos de 30 kilos de plástico anuales, según un informe emitido por Plastic Europe. Somos el segundo país que más recicla este material, pero también el que más plásticos envía a los vertederos.
Reducir el consumo de materiales contaminantes es una cuestión que implica a todo el planeta y donde las grandes corporaciones y los gobiernos juegan un papel clave, pero el comportamiento individual suma mucho y genera corrientes de opinión. Como dijo Frank Feather en 1979, piensa globalmente, actúa localmente.
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