No sé muy bien que pensar. Desde las filas del PSOE han salido estos días unos gestos de compasión y bonhomía hacia las gentes de Izquierda Unida que rompen una larga trayectoria de gestos duros y de desprecio que se iniciaron en la época de Felipe González, gestos que han sido una constante jaleada durante años por los medios de comunicación afines, sobre todo los englobados en el grupo PRISA. Ahora, como si fuesen un hermano mayor o el tío de un huérfano que se descarría, llegan las noticias de un PSOE preocupado por el futuro de Izquierda Unida ante las próximas elecciones. Desde el PSOE se preguntan, inquietos ellos, cómo es posible que cuando las encuestas apuntan unos resultados al alza para la formación de la izquierda ésta decida entrar en un proceso de confluencia con PODEMOS y otras fuerzas tales como las Mareas gallegas u otras izquierdas nacionalistas. Con buen carácter y afabilidad tratan de hacer ver el error y de reconducir la posición de IU hacia la pervivencia de sus siglas, preocupados ellos por el futuro de la Organización.
Ocultan en su discurso, está claro, el pánico que les provoca una coalición electoral que puede suponer, según apuntan esas mismas encuestas, el temido sorpasso por la izquierda y que el PSOE se vea forzado a elegir entre votar un presidente del PP o uno de izquierdas. Incluso encuentran entre la vieja militancia de IU quien se hace eco de esas preocupaciones, sobre la existencia de las siglas e incluso el futuro mismo de la organización. De todo tiene que haber en la viña del señor, no es la primera vez que destacados militantes de Izquierda Unida se convierten en portavoces de las preocupaciones del PSOE y supongo que no será la última.
Me van a permitir que aproveche estas líneas para dar mi opinión, como militante de IU, con unos años de experiencia ya en las espaldas, con mochila que dirían algunos, pero sobre todo como ciudadano sufriente de unas políticas neoliberales (ahora a la derecha se le llama así) preocupado por el futuro de millones de personas que atraviesan situaciones difíciles, con trabajos de mierda y prestaciones sociales, educativas y sanitarias que cada vez son peores. Dar mi opinión como votante que quiere realmente un cambio, no de nombres o de caras, un cambio de políticas, de fondo, un cambio que suponga leyes que mejoren la situación económica y laboral que atravesamos millones de votantes para quienes las siglas son una herramienta, un instrumento, y no un fin.
Digo que tengo mochila, y no cualquiera, puesto que dentro de IU me han encomendado en el pasado altas responsabilidades como dirigente y además he tenido el honor de representar en las instituciones durante 8 años, con mucho orgullo, las políticas que me encomendaba mi Organización. Digamos que le tengo querencia.
Pues con eso y todo, creo que la política, los políticos y las organizaciones están para la realización de proyectos sociales, para aplicar medidas que mejoren el día a día de la gente. Ese es el objetivo, eso es lo sagrado, lo fundamental. Para eso militamos en partidos, en sindicatos, en asociaciones vecinales, medioambientales o de solidaridad. Por eso dedicamos una buena parte de nuestra vida privada, haciendo dejación incluso de nuestras familias, al interés común. Lo hacemos por eso y no por las siglas que nos sirven de instrumento. Y por eso distinguimos entre el bien común y nuestra militancia. Por mucho cariño que se pueda tener a una organización siempre, y digo siempre, tiene que estar por encima de nuestras menudencias el interés general aunque eso suponga lo que suponga.
En este caso el bien general se transforma en lo contrario de los buenos consejos del PSOE hacia Izquierda Unida, el bien general es conseguir una mayoría parlamentaria que permita otras políticas y planten cara a la oligarquía que gobierna realmente este país. Y en este momento esa mayoría pasa por confluir con PODEMOS, con CHA, con las Mareas y con todas aquellas personas y organizaciones que quieren cambiar las cosas, por encima de nuestras mochilas y de nuestros desencuentros anteriores. Si no comprendemos eso no hemos comprendido nada y nuestro trabajo es estéril, no sirve para nada.
Por eso voy a votar sí a la confluencia en la consulta de IU, porque mi militancia es para la gente, no para la organización.
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