Los narradores pueden influir en la sociedad en la que viven, por medio de sus escritos, de maneras muy diversas, y a menudo es difícil discernir si es la realidad la que imita a la ficción, o a la inversa. Dentro del III Festival Literario de América y Europa “Escribidores”, el pasado día 9 de febrero el escritor zaragozano Ignacio Martínez de Pisón, en conversación con la escritora mexicana Chloe Aridjis y la periodista Laura García Torres, habló sobre las nuevas formas de narrar y acerca de la literatura como medio para comprender el mundo en el que vivimos y sus desafíos, como el mestizaje intercultural, los nuevos populismos, la censura o la influencia de las nuevas tecnologías. Entre otras anécdotas, mencionó Martínez de Pisón la de un escritor estadounidense que logró convertir en una secta bastante influyente una religión que había creado en sus novelas de ciencia ficción.
Posiblemente se refería a L. Ron Hubbard, nacido en 1911 en una modesta familia de Nebraska, quien “se ganó la vida durante años produciendo relatos para revistas pulp, publicaciones de papel barato que gozaron en Norteamérica de enorme popularidad entre los años 20 y 40 […] La ciencia ficción le proporcionó el trampolín desde el cual se lanzó al estrellato como profeta visionario que aparcó su carrera literaria para volcarse a su apostolado, y trasvasó su fecunda creatividad al evangelio cienciológico. Lejos de negar los ostensibles parecidos entre su dogmática y la ciencia ficción, los justificó argumentando que este género funciona como un mecanismo de reminiscencia colectiva”.[i]
Algo así pasa también con la idea del terraplanismo, injustamente achacada a la mentalidad de la Edad Media por Washington Irving. El escritor, tan querido en nuestro país por ser el autor de las Leyendas de la Alhambra, que hicieron las delicias de tantas generaciones de lectores, propaló en su biografía sobre Colón, publicada en 1828, que en la conferencia de Salamanca, en la que Colón expuso su proyecto de viaje ante sabios españoles encabezados por Hernando de Talavera, los eruditos hispanos invocaron la autoridad de la Biblia para oponerse, alegando que la Tierra no era esférica, si bien casi nadie dudaba de ello desde la Antigüedad griega: «Con extraordinarias pocas excepciones, ninguna persona educada en la historia de la civilización occidental desde el siglo III en adelante creía que la Tierra era plana», afirmó en 1997 el historiador Jeffrey Burton Russell.[ii]
La idea del terraplanismo medieval arraigó profundamente en el imaginario colectivo, como una prueba más del espíritu oscurantista y acientífico de aquella edad de la historia. Los mismos escritores del Romanticismo que, como evasión ante los problemas de su época, volvieron la vista hacia el heroísmo y los valores del Medievo, fueron responsables de una de las más exitosas invenciones de la historia, casi tanto como lo es, todavía, la religión inventada por Hubbard, la Cienciología. Entre inventarse la historia e inventarse una religión, no sé yo qué les diría que tiene en mi opinión más mérito literario…
[i] Visto en https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-02-05/como-un-escritor-de-ciencia-ficcion-creo-la-religion-contemporanea-mas-exitosa_679573/ fecha de última consulta el 24-2-24.
[ii] Visto en https://www.bbc.com/mundo/noticias-37954365 fecha de última consulta el 24-2-24.
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