‘Una carta de amor un diparo’ es de esos libros que, cuando te cae en las manos, sabes que te está interpelando a ti directamente, con preguntas como “¿Quién tiene miedo del bosque?”[i] o “¿Sera cierto el Paraíso?”[ii] En efecto, el libro de Trinidad Ruiz Marcellán está lleno de preguntas, y eso me gusta: deja abierto el espacio a la respuesta, abre el diálogo.
Ya conocía la poesía de Ruiz Marcellán por su primer libro, Traducción del silencio, cuyos versos tuve la oportunidad de escuchar de viva voz de la autora cuando lo presentó en Madrid hace pocos años. Pero con este, ya digo, es como si Trinidad, desde su Moncayo, hubiera percibido en el temblor de las hojas de los árboles que tanto ama mi curioso interés, como lectora, como escritora y como filóloga. Porque su quehacer poético fluye dentro de una larga tradición humanista, que desde el Renacimiento entra en nuestra literatura a través de las traducciones de los emblemas de Andrea Alciato y otros autores, y nos cuenta lo que desde antiguo dice cada árbol, su historia y las de los personajes míticos a los que cobijó.
El título no es un mero capricho estudiado para impactar, como nos revela el prólogo (“Toda carta de amor es un disparo/que da o quita la vida”[iii]) y, sobre todo, nos explica uno de los poemas[iv]:
ESPINO
Tu halo vertical
se me presenta eterno
espejo con espejo
que busca claridad
entre tú y mis ojos.
Un disparo
como una carta de amor.
Una carta, siempre, suele encontrar lector, aunque no sea su destinatario. Hasta mí ha llegado el disparo de esta misiva, a la que quiero responder con otro poema mío sobre el espino albar[v]:
EL ESPINO
Recubre las murallas y linderos,
impide el paso a bestias y jinetes,
no le teme ni al sol de la sequía
ni a la lluvia ni al viento, el duro espino,
crecido en el desgarro y el dolor
por defender sus delicadas flores.
Los poemas sobre árboles de Trinidad Ruiz Marcellán son un auténtico tratado de naturalista además de un compendio de cultura, mitología y tradición, que nos trae las resonancias propias de cada tipo de madera, como los versos dedicados al duro BOJ con el que se hacen los instrumentos de viento y madera: “El que talla el aire con su flor de néctar/para musicar el mundo”[vi].
Arces, enebros, álamos, fresnos, ailantos… Terminaré como termina el libro:
¡Conmigo vais, mi corazón os lleva!
(Antonio Machado)
[i] Ruiz Marcellán, Trinidad: Una carta de amor como un disparo. Olifante Ediciones de Poesía, Zaragoza (2019:44)
[ii] Ruiz Marcellán, Trinidad (2019:21)
[iii] Ruiz Marcellán, Trinidad (2019:13)
[iv] Ruiz Marcellán, Trinidad (2019:45)
[v] Diez de la Cortina Montemayor, Susana: La senda impar. Editorial Manuscritos. Madrid (2018:48)
[vi] Ruiz Marcellán, Trinidad (2019:47)
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