“Si vienes a reclamar tus derechos, conoce primero tus deberes” Con esta expresión Gandhi ponía el dedo sobre la llaga. Esa llaga que parece hoy proliferar por todo Occidente. Los partidos políticos quieren hacer totalmente indoloro la presencia del hombre sobre la tierra. Para ello no se cansan de anunciar la felicidad “a espuertas” con el solo hecho de votarles. Ahí tenemos a Podemos. Partido antisistema que usa las normas del Derecho democrático para ir contra la propia democracia. Lean sus manifestaciones sobre Venezuela y demás “paraísos” terrenales. Hoy han colmado su amplio catálogo de denigraciones. Pablo Iglesias sobre Otegui: “hoy es un día muy emocionante porque Otegui recupera la libertad que no debería haber perdido nunca” y añado yo: si no hubiera delinquido. Tampoco extraña mucho, ya que hay un correlato histórico respecto aquellas declaraciones de Rodriguez Zapatero cuando definía a Otegui como “hombre de paz”.
Es el nuevo impulso al cordón sanitario. Todos contra el Partido Popular. ¿Qué habrá hecho el PP para que el resto de fuerzas políticas quiera suprimirlo? Esta pregunta tiene difícil respuesta. A pesar de los errores que el PP ha podido cometer durante los años que ha ostentado responsabilidad de gobiernos, bien sea con Aznar, ahora con Rajoy o con las decenas de presidentes autonómicos, alcaldes… Existe un denominador común histórico que se alimenta en el odio y la sinrazón. El PP ha contribuido, sin lugar a ninguna duda, a consolidar nuestra democracia. Ha sido impulsor de reformas de hondo calado para beneficio de la sociedad. Ha luchado y sigue luchando por las libertades de todos; de la izquierda y de la derecha. Ahora, quizá por esa inveterada costumbre de solucionar los problemas llamados reales, dedicándose plenamente a la economía, muchos electores no han sabido ver lo que se nos venía encima apostando por la incertidumbre y por los cantos de sirena. No hay populismo en el PP, ni falta que hace, pero quizá si falte una pizca de feelings hacía personas y grupos más desfavorecidos. El hecho de descuidar, cuando no abandonar, un ideario político que ha sido la base de atracción para millones de españoles se ha sumado a este contexto.
No hay populismo en el PP, ni falta que hace, pero quizá si falte una pizca de feelings hacía personas y grupos más desfavorecidos. El hecho de descuidar, cuando no abandonar, un ideario político que ha sido la base de atracción para millones de españoles se ha sumado a este contexto.
Ayer comenzó un debate para tratar de investir como Presidente al candidato Pedro Sanchez. Solo cuenta con el apoyo de Ciudadanos con la que no suma para obtener los votos suficientes para lograr la Presidencia. Puede, a primera vista ser loable su intención. A mi juicio se esconde detrás algo distinto. Es una estrategia para tratar de convencer a Podemos de que se avenga a negociar. La espada de Damocles es la convocatoria de nuevas elecciones. Nadie quiere nuevas elecciones, siquiera Podemos. El intento por reeditar un nuevo Frente Popular está sobre la mesa. Izquierda contra la derecha. No buscan un punto de equilibrio que pueda mantener la convivencia, tan buscada, lograda y disfrutada durante estos cuarenta últimos años. El PP, con el abandono de sus posiciones se ha escorado a la izquierda. Los estrategas del PP, tras el gran resultado electoral del 2011, vieron la oportunidad de atraer a un electorado de izquierda. Estos, verían con buenos ojos la gestión económica del PP y huirían de planteamientos radicales prototipo Zapatero. Pues no ha sido así. Lo que se ha conseguido es desplazar a esa izquierda a posiciones fundamentalistas que parecían ya superadas. Se presentan como la solución a todos los males endémicos del Sistema actual. Se sirven de este Sistema para atacarle y encuentran en la figura del candidato socialista la mejor herramienta para llevar a término sus intenciones. Un candidato débil, desesperado por entronizarse al precio que sea.
Deberes y derechos se sustentan en una democracia. La verdadera fuente del derecho es el deber. Deber y respeto a las normas y al sentido común de una Sociedad que sufre las consecuencias del quimérico engaño de hablar solo de derechos obviando los deberes. Toca una regeneración profunda. Creo que se ha de comenzar por llamar a las cosas por su nombre. Sin tapujos, sin medias verdades. Cortando la corrupción de plano; la política, la económica y la moral.
Si PP junto al PSOE y Ciudadanos no son capaces de construir una alternativa real a los planteamientos demoledores de la izquierda radical y aplicar esa regeneración tan necesaria, se estará dejando a la Sociedad sin posibilidades de reacción. Se perderán libertades en nuestro país y cuando nos aquejen las consecuencias quizá sea tarde o muy difícil dar la vuelta. Que se lo pregunten al pueblo venezolano.
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