Tiene lógica: Ibercaja obtiene este año un beneficio de 143 millones de euros y por lo tanto decide despedir al 10% de la plantilla. Supongo que será una especie de gran fiesta entre los altos directivos, algo parecido a esas orgías desenfrenadas de Calígula en la que todo parecía poco: a más beneficios más despidos.
Digo que tiene lógica, quizá no desde el punto de vista del sufrido lector o del mío, pero desde luego la tiene desde el punto de vista empresarial, el capitalismo es así, un auténtico primor. No seré yo quien me convierta en altavoz de los argumentos lógicos de esta medida (creo que un tal Rajoy y sus secuaces, cuando explican estas decisiones hablan de “sentido común”) ya que seguro que serán muchos y muy sesudos los economistas y voceros varios (algunos bien pagados, otros no tanto) que se encargarán, no sólo de justificar sino también de loar el rosario de parabienes de la primera entidad bancaria de Aragón. (Por cierto, busquen ustedes entre los accionistas de los principales medios de comunicación aragoneses y a buen seguro se encuentran con que IBERCAJA es el propietario de un inmenso paquete accionarial de los mismos)
Lo cierto es que esta noticia ha cogido por sorpresa a algunos trabajadores y con uno de ellos, con quien me une cierta relación casual, he tomado un cortado a media mañana. Naturalmente he comentado la noticia y le he preguntado por su situación. La conversación ha derivado en que la defensa de sus derechos como trabajadores la realizaban los sindicatos.
Una maliciosa sonrisa se ha esbozado en mi rostro ya que mi conocido es uno de esos férreos defensores del “sentido común” rajoniano y lleva años despotricando contra los sindicatos, un lastre para el buen funcionamiento de la economía y el bien del país, unas organizaciones del siglo pasado, según su opinión. Él, que durante años ha sido partidario de acabar con estas estructuras de poder “mafioso” y dejar que la economía fluya libremente, confiaba su futuro inmediato a la negociación sindical. ¿Entienden los motivos de mi sonrisa, entre maliciosa e irónica?
Sin embargo, estos personajes del “sentido común” que abundan como el polen en primavera, no tienen ningún empacho en soplar y sorber a la vez, sobre todo cuando lo que está en juego son sus intereses y no los de los demás. La palabra solidaridad no existe en su diccionario o si figura es con otra acepción, otra, como aquél ministro del PP que dijo que solidaridad sí, pero sin hacer el tonto, solidaridad pero obteniendo algo a cambio. En definitiva, mi conocido casual, vocero menor del “sentido común”, ha justificado un ERE para despedir a 600 trabajadores al mismo tiempo que la empresa ha tenido un beneficio de un 70% mayor que el pasado año mientras esperaba que, en caso de ser afectado, los malditos sindicatos negociasen un buen acuerdo para su bolsillo.
Y todo eso en defensa de los trabajadores, un término que le aterra ya que jamás se consideró a sí mismo como tal, mi conocido es clase media, como no puede ser de otra forma.
Creo que dicen las encuestas que el PP volverá a ser el partido más votado, también tiene lógica, o mejor aún, es de “sentido común”
Malditos sindicatos. (El ERE de Ibercaja)
Por Jesús Pérez Navasa
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