La conmemoración el 1 de octubre del Día Internacional de las Personas de Edad se centra este año 2017 en la necesidad de posibilitar y aumentar la contribución de las personas mayores en sus familias, comunidad y sociedad, a través de vías efectivas que garanticen su participación, teniendo en cuenta sus derechos y preferencias. También alude al vínculo que existe entre aprovechar el talento y la contribución de esta generación para el logro de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Y es que, a menudo, se representa a las personas mayores desde planteamientos biológicos (enfermedad, deterioro, etc…) o desde términos del problema de las pensiones y de la longevidad, como si no fuese un gran logro médico y social tener mayor esperanza de vida y de más calidad. Desde mi punto de vista, plantear la longevidad en estos términos, sin atender a la oportunidad que representa tener semejante recurso humano y no otorgarle un adecuado papel relevante en la esfera pública, representa una gran ceguera social.
No hay espacio suficiente para nombrar sus aportes a la conciliación familiar tanto en términos de cuidado a los menores como en términos económicos como único sustento seguro en demasiadas casas. Me planteo hasta dónde se puede crecer como sociedad si dejamos de encasillarles en esas “actividades de mayores” y si les empujamos a tomar verdadero protagonismo público, aprovechando su sabiduría en vez de menospreciar su formación académica; o si podemos adaptar la ciudad, la vida, los comercios, las instituciones… que hagan Huesca más agradable para toda la ciudadanía, pensando también en ellos.
Quiero fijarme especialmente en las mujeres de edad, mujeres que se enfrentan a más desigualdades como consecuencia del papel, principalmente de cuidadoras, que les ha tocado vivir y a las que no se les ha sabido devolver el reconocimiento social y mucho menos económico con todas las consecuencias que ello conlleva.
Desde mi responsabilidad política me propongo el reto de facilitar la devolución a las personas mayores del poder social que han perdido, hacer consciente a toda la ciudadanía de su situación proporcionándoles las herramientas necesarias para que puedan seguir aportando y, por último, impulsar medidas para que los mayores tengan espacios públicos de importancia y sean verdaderos protagonistas de esta etapa vital tan importante. En definitiva, poner el granito de arena desde nuestra ciudad, aprovechando su talento, su experiencia vital acumulada, su sentido del humor, su tiempo, compensando la brecha de género… para colaborar y facilitar el cumplimiento de los objetivos que se plantean en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
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