Dos mil veinte, 2020, 20 – 20, veinte veinte… vente, vente.
La vida siempre te da lo que necesitas en cada momento. A veces tienes que aprender, a veces enseñar. A veces ofrecer, otras pedir. Casi siempre, compartir: no poner en peligro tus propios sueños para ayudar a que se cumplan los de otro, sino alcanzar los tuyos; no quedarte sin posibilidades de crecer, sino compartir lo conseguido; no aceptar una dádiva, sino disfrutar cuando te inviten. Y eso que nos parece tan claro cuando hablamos de cosas materiales, a veces es difícil de identificar en otros ámbitos: ayudar a remontar el vuelo al ave debilitada, ofreciéndole no nuestro nido ni nuestro granero, sino la fortaleza que todo aquello a nosotros mismos nos proporciona. La fortaleza en la que podrás, también tú, apoyarte.
Dar dignamente, ofrecerte un lugar junto a nosotros, el puesto en la bandada: no dar para que puedas irte y dejarnos en paz: enseñarte a quedarte.
Decirte: vente vente. Únete y trabaja para afianzar lo nuestro, que ahora es tuyo. No busques el botín, o la limosna, para empezar tú solo desde cero. No nos restes, suma tu esfuerzo al nuestro.
No vengas si no quieres quedarte para siempre.
La ruta del nuevo año es una invitación a venir para quedarte.
Leave a Reply