La naturaleza como válvula de escape
El senderismo es una actividad maravillosa en la que, aunque no exenta de algunos riesgos, el espacio natural que nos circunda juega un papel fundamental. A pesar de que siempre han existido senderistas, la claustrofobia arrastrada de la cuarentena del año pasado ha provocado una ola de individuos que buscan en la naturaleza un pulso de libertad y belleza. Razón por la que cada vez son más los senderos que aparecen repletos de gente los fines de semana y festivos. En ciertas ocasiones, sin embargo, sin la experiencia suficiente como para poder abarcar ciertos caminos, lo que ya ha venido encauzando distintas escenas de individuos perdidos o atascados en el monte.
Es por ello que, a pesar de cuán bello sea el paisaje que queramos abordar, es casi imperativo recorrer rutas de dificultad gradual a fin de ganar la experiencia adecuada y, en el futuro, abrir nuevos horizontes del senderismo. En Huesca, por ejemplo, la ruta de senderismo por las pasarelas de montfalcó resulta de gran interés para iniciarse en dicha experiencia. A pesar de sus casi 300 escalones a lo largo de una pared de piedra de 80 metros de altura, se trata de una ruta espectacular y relativamente fácil, en la que incluso los niños —bajo supervisión adulta— pueden participar. Sin lugar a dudas, una fotografía memorial que quedará para nuestro recuerdo.
Camino a las pasarelas de Montfalcó tramo a tramo
Con un itinerario de 16km cuyo recorrido de subida puede completarse fácilmente en apenas unas siete horas, esta ruta próxima a la Sierra del Montsec, atravesando el río Noguera, está repleta de puntos de interés. Tras partir del antiguo pueblo de Montfalcó, existe la posibilidad de alojarse en un albergue —la antigua Casa Batllé—, ubicado a pocos minutos a pie de la ermita de Santa Quitería, lugar con fantásticas vistas al Congost de Mont-Rebei y el embalse de Canelles. Recorriendo el primer tramo, podemos aprovechar la parada en la fuente de Montfalcó para llenar las cantimploras, así como disfrutar del paisaje del barranco de Tartera entre madroños y piños.
En el segundo tramo, nos encontramos con un primer ascenso de más de 30 metros en las primeras pasarelas de Montfalcó. Tras avanzar un recorrido estrecho donde será preciso, en algunos casos, sortear a los senderistas que ya descienden, daremos con un segundo ascenso de casi 100 metros de altura. A pesar de su mayor distancia, concediéndonos unas vistas increíbles al congost de Siegué y supuente colgante que, inaugurado en 2013 a la par que lo hicieron las pasarelas, anexa las provincias de Huesca y Lleida. Una ubicación privilegiada para contemplar la inmensa naturaleza y, de paso, tomarnos un respiro.
Finalmente, siguiendo la ruta toca atravesar el Congost de Montrebei en un tramo de gran impacto visual, dado que deberá llevarse a cabo mediante los caminos practicados en una pared de roca horadada de más de 500 metros de altura. Seguidamente, la ruta nos llevará al puente colgante de Sant Jaume hasta el parking de la Masieta, donde podremos haber dejado previamente nuestro vehículo o, como escogen algunos de los viajeros, de haber reservado un taxi para volver atrás por carretera. Como se ha insistido, un recorrido altamente recomendable, de un nivel adecuado tanto para adultos como niños, y del que, sin duda, obtendremos una experiencia brutal.
¿Por qué hacer senderismo en Huesca?
Colindante de las sierras exteriores del Pirineo y con un terreno boscoso que suma 320 millones de árboles, la provincia de Huesca goza de un apabullante paisaje natural. No es de extrañar, por tanto, que a lo largo de su geografía aparezcan todo tipo de rutas en las que dejarse asombrar y seducir por su espectáculo natural. Cuanto a sus rutas de senderismo, desde la ruta de Aguas Tuertas e Ibón de Estanés, pasando por la mencionada pasarela de Montfalcó y el congost de Mont-Rebei, la ruta de la Cascada de Aigualluts o las zonas alrededor del Cañón de Añisclo, Huesca no escatima en áreas donde dejar liberar al máximo nuestra sed de libertad y de aventuras.
Sea cual sea la estación del año escogida, el territorio natural oscense remite a aquel sentimiento atávico de intensos respeto y amor por la naturaleza que nuestros ancestros han albergado siempre en su interior. A lo largo de su paisaje, encontrando también zonas rurales y pueblos de gran hermosura a los que detenerse, aunque sea sólo un momento de tramo a tramo, para admirar su majestuosidad. En definitiva, un lugar en el queperderse para encontrarse de un modo en el que pocos espacios difícilmente pueden conseguir. Tanto si se trata de una premeditada ruta de senderismo, como si decidimos acceder al bosque y sumirnos en su magia eterna.
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