En Migraciones quería contar cómo esos movimientos responden a leyes naturales, patentes sobre todo en las migraciones de los animales, pero también a condicionamientos sociales, lo que se ve particularmente en los desplazamientos de las personas. Basta abrir cualquier diario para que nos salten a la vista expresiones como “crisis migratoria” o “presión migratoria”, muchas de ellas originadas hoy en día por las guerras, las catástrofes naturales, la falta de libertad, la sequía o el hambre. Pero ocurrió que, al abordar esos movimientos que se dan en la naturaleza, o entre las personas en todas las épocas de la historia, al enfrascarme en ese mundo, constaté que era mucho más sugerente de lo que había pensado en un primer momento, que también los mitos recogen los periplos de los héroes, como Ulises, Hércules o Gilgamesh, e incluso muchas religiones predican la transmigración de las almas. La idea que subyace es la de que todo lo animado está dotado de movimiento, y puesto que animado viene de ánima, o sea, de alma, hay un juego con eso, la identificación poética del alma con el movimiento de los seres.
¿Qué te ha servido de inspiración para escribir este libro?
En cierto modo Migraciones ha sido, como digo, una evolución natural del libro Mutaciones, el tránsito de uno a otro vino prácticamente rodado. De hecho, como en casi todos mis poemarios, en él quedan como residuos un par de poemas anteriores que surgieron ya de inicio como canciones, que son el poema titulado Tránsito y el último, Vida. Y hay otros que responden a motivos que me habían servido de inspiración ya antes, como los sueños, o el mitema del árbol de la vida, que en este libro tiene su expresión en el poema titulado Peces, que habla del sueño de Zoroastro con el árbol Gaokerena, según relato del Avesta. La literatura, antigua y moderna, es una de mis fuentes principales de inspiración. Pero tal vez la fuente de inspiración más importante en este libro, por su temática, sea el mundo natural: por sus páginas se mueven todo tipo de animales que migran, y vemos cómo casi todo es susceptible de ser considerado como animado, porque está dotado de movimiento: las aguas, el fuego…
¿Qué hay en Migraciones de tu propia historia, de tu vida?
Hay muchas referencias biográficas, sin ser un libro autobiográfico; por ejemplo, sitúo a las grullas, tras atravesar los montes Pirineos, en Gallocanta, como tributo a mi tierra de nación, que es Aragón; y también hay recuerdos, que son una forma de migración retrospectiva, hacia el pasado. Y luego está la garza, que aparece desde el primer poema como una suerte de animal totémico que me sirve para representar el viaje del yo poético a lo largo del libro. Y, desde luego, hay muchas reflexiones de índole personal acerca de los temas tratados, como el hambre, las desigualdades sociales, el aprendizaje, las dificultades de la convivencia, la búsqueda de mejores condiciones para la vida, el viaje… Con este poemario se cumplen cuarenta años desde la presentación de mi primer libro de poesía en el Ateneo de Madrid, en abril de 1984, así que, en sí mismo, supone un momento significativo en mi vida.
Por lo visto, el libro te ha hecho ya viajar bastante, ¿a qué lugares te ha llevado hasta ahora y cuáles serán tus próximas paradas?
Desde su publicación, he firmado en la feria del libro de Madrid de 2024, y en Zaragoza el día de San Jorge, como no podía ser de otro modo, y también lo he presentado dentro de la tertulia de Chusé Inazio Felices en la Casa de Aragón en Madrid, y en Córdoba, en la librería La Inaudita, dentro del ciclo “Somos de Letras” que dirige Victoria García amparado por la Universidad de Córdoba, donde actualmente trabajo; en agosto del mismo año estuve en la feria del libro de Jaca, y la siguiente parada fue otra vez en Madrid, el 29 de octubre, cuando inauguré el nuevo ciclo de la Tertulia Poética del Casino de Madrid que dirige Alfredo Gómez Gil. A principios del mes de mayo de este año estaré en la feria del libro del Cuenca.
¿Qué opiniones has ido recabando hasta ahora sobre tu libro?
Migraciones no lleva todavía un año en la calle, pero he recibido mensajes con opiniones de lectores que me han dado mucha alegría, y está teniendo una buena acogida también por parte de la crítica; está a punto de salir a la luz un extenso artículo del catedrático de literatura Pedro Ruiz en una revista de filología italiana, también; pero, sobre todo, me llenan de contento las palabras que vengo recibiendo de otros amigos, escritores, como Carmen Aliaga o Miguel Ángel Yusta, y no escritores, que me confirman que hay algo universal o esencial que la poesía es capaz de transmitir con enorme eficacia para que muchos seres humanos logren reconocerse.
La edición de Olifante también ha sido muy elogiada, porque es de una gran calidad, y la colección Papeles de Trasmoz es ya todo un referente en la poesía aragonesa. Además, es un honor para mí compartir La casa del poeta, que es otra denominación de la colección, con autores aragoneses como Ángel Guinda, José Antonio Labordeta, Manuel Martínez Forega, Estela Puyuelo, José Luis Melero y tantos otros que harían una lista interminable… Me siento feliz, agradecida.
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