A sus 96 años, y con 82 de trayectoria profesional en el cine español, Juan Mariné será uno de los grandes protagonistas de ESPIELLO, Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe, que en su decimoquinta edición le tributará un homenaje en la sesión inaugural, dentro de la Sección Mayestros (Maestros). El acto tendrá lugar el próximo 24 de marzo en el Palacio de Congresos de Boltaña (Huesca).
Dos veces Premio Nacional: de Fotografía y de Cinematografía, Medalla de Oro de Bellas Artes y Espiga de Honor en la SEMINCI de Valladolid, entre una larga lista distinciones, Juan Mariné es uno de los directores de fotografía más prolíficos de nuestro cine, con 130 películas rodadas con los mejores directores y artistas nacionales.
A su faceta de creador de imágenes como gran director de fotografía, se suma su labor de restaurador e investigador, a la que dedica su tiempo desde hace años, después de que en 1989 rodara su última película, La grieta, de Juan Piquer Simón. A diario trabaja en el laboratorio de la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid (ECAM) “y los fines de semana me encanta estudiar en casa”.
Su pasión por el cine, desde que comenzara a trabajar con tan solo 14 años en el Séptimo Arte, le ha llevado a realizar una colaboración en la última película de Fernando Trueba, La Reina de España, en la que Juan Mariné desempeña un papel de arranque, el de un viejo portero. “En, 2015, en la 60ª Semana Internacional del Cine de Valladolid SEMINCI coincidí con Trueba y a modo de broma me propuso que participara en la película que iba a rodar y así fue. Incluso viajé a Hungría”.
Historia viva del cine español
Resultaría imposible escribir la historia del cine español sin que el nombre de Juan Mariné ocupara uno de los primerísimos lugares. “El cine ha sido y es mi vida”. Guarda recuerdos e infinidad de anécdotas de todas las películas, con títulos tan especiales como La gran familia, La familia y… uno más, La ciudad no es para mí o ¿Qué hacemos con los hijos?
Antonio del Amo, José María Forqué, José Luis Sánchez de Heredia, Pedro Lazaga o Pedro Marsó firman la dirección de muchas de las películas en cuyas fichas figura el nombre de Juan Mariné en la dirección de fotografía.
ESPIELLO proyectará en la sesión inaugural un fragmento del documental Juan Mariné: la aventura de hacer cine, una película de Primitivo Pérez en la que narra la aventura vital y profesional de este hombre de cine, un experto en trucajes desde hace años, volcado en la restauración de kilómetros de celuloide, capaz de rescatar los que se daba por perdido. Entre las películas restauradas sobresalen La aldea maldita (1929), de Florián Rey o La venenosa (1928), de Roger Lion. Incansable, sigue investigando e inventando técnicas con las que mejorar la calidad de la imagen a través de una copiadora óptica o una máquina de lavar negativos diseñadas por él. En el transcurso del homenaje se exhibirá “Un millón en la basura” (1967), de José María Forqué.
Gran vinculación con Aragón
Aragón y los aragoneses se hallan muy presentes en la vida de Juan Mariné. “Admiro su seriedad y fidelidad”. Además de los lazos familiares que lo unen a la provincia de Huesca (Pertusa), donde disfruta todos los años de la Navidad y de parte del verano, Mariné echa la vista atrás y recuerda “cómo uno de mis compañeros de guerra, un aragonés, me salvó la vida. En la actualidad mantengo contacto y amistad con su hijo”.
Se confiesa “un enamorado de Aragón”, tierra que le ha proporcionado buenos amigos, como los directores de cine Florián Rey y José María Forqué o el sobrarbense, José Luis Mur –uno de los principales coleccionistas de cámaras fotográficas de Europa- al que Mariné incluye en su familia. “Nos une una amistad muy sincera”.
No duda al aseverar que “estoy encantado de acudir a este festival y a esta parte del Pirineo”. Al hablar del Pirineo rememora un período de tres años en los que se dedicó a la publicidad, “porque se ganaba más dinero”. Me inquiere: “¿recuerdas el anuncio de Ajax Pino, en el que caía un pino? Lo rodamos en Hecho”.
El hombre de los milagros de cine, como algunos de sus compañeros lo han definido, ha sido y es capaz de rescatar aquellos materiales que se daban por perdidos y de resolver con su creatividad cualquier problema que se presentara en el trabajo y salvarlo con trucajes. “No hay nada imposible”. Su capacidad y talento así lo evidencian.
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