La Asociación de Periodistas de Aragón quiere manifestar su repulsa y su dolor ante el sangriento atentado contra la sede del semanario Charlie Hebdó, en París. En estos trágicos momentos, proclamamos nuestra solidaridad con los colegas asesinados y con sus familias, así como con todas las víctimas del terrorismo, al tiempo que repetimos el grito que ha recorrido el mundo como respuesta a la matanza: ¡También nosotros somos Charlie!
Las criminales organizaciones que practican el terror bajo etiquetas yihadistas se vienen cebando insistentemente con los profesionales de la información. Es indudable que pretenden silenciar así los mensajes que consideran contrarios a sus ridículos dogmas, y al tiempo obtener la máxima publicidad y causar en la opinión pública el mayor impacto. Sin embargo, el sacrificio de tantos compañeros nuestros no conseguirá silenciarnos ni modificará nuestra voluntad de defender la tolerancia, la libertad y la paz frente a cualquier tipo de intransigencia religiosa o ideológica. En este sentido hacemos nuestras las premisas del semanario Charlie Hebdó y su intención de combatir los fundamentalismos con la ironía. Estamos seguros de que en esta lucha entre la inteligencia y el fanatismo, la victoria corresponderá a la fuerza de la razón y de la no violencia.
Por todo ello, nos sumamos a los manifiestos que en este mismo sentido han emitido tanto la Federación de Asociación de Periodistas de España (FAPE) como la Federación Internacional de Periodistas (FIP). Asimismo nos convocamos y convocamos a toda la ciudadanía aragonesa a las concentraciones que tendrán lugar mañana, jueves, a las doce del mediodía, frente a la sede del Instituto Francés, en paseo de Sagasta, 7, en Zaragoza y en la plaza de Navarra (frente al Casino), en Huesca y a las once de la mañana en la plaza del Torico, en Teruel.
Deseamos con estos actos expresar nuestro apoyo a los periodistas franceses y del resto del mundo que se juegan la libertad y la vida por difundir informaciones y opiniones veraces, críticas y consecuentes con los más elementales derechos de los pueblos y las personas. Para ellos y para todos nosotros, éste es el primer y más importante compromiso profesional y personal. Ojalá que el terror, sean quienes sean sus ejecutores, no consiga nunca silenciarnos.
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