Vives en un pueblo aragonés cualquiera. Es agosto de 1984 y en la esquina del “coso” hay un espacioso salón (Universo) lleno de máquinas de videojuegos, un par de futbolines, unas manoplas y, al final de la escalera, los billares. Entras a la sala con tu moneda de 5 duros en el bolsillo, echas una mirada rápida, y eliges un juego mientras por los altavoces suena Spandau Ballet.
Si eres de mi época sabrás de lo que hablo. Comecocos, Moon Cresta, y ese escalador que esquivaba macetas intentando llegar al final del rascacielos. ¿Y tu sueño? Escribir R.P.T. en las 10 primeras posiciones.
Pero yo no escribo sobre videojuegos, no. Yo escribo sobre libros. Y por eso hoy hablo de Ready Player One de Ernest Cline. El libro que Steven Spielberg adaptará a la gran pantalla. Y nos anticipamos y lo leemos. ¿Para qué esperar a la película si el libro está editado en España por Ediciones B?
Vamos a sumergirnos en el mundo que nos regala Ernest Cline. Porque la narrativa de Cline nos regala Oasis, (viajamos a través de la novela a 2044), un mundo virtual en que tus relaciones son a través de la red y tú eres solamente un avatar… Poco queda en la época del mundo que hoy conoces. Todo está en la consola. Y su creador, Halliday, propone un reto al morir… Su herencia por encontrar un huevo dentro de ese enorme juego que ha absorbido a todos los ciudadanos… y es que Oasis, el mundo virtual es, de repente, el escenario de un videojuego real.
¿Juegas? Te pregunta Cline, y tú, que en tus tiempos sabías que atacan tres marcianitos por la derecha, dos por la izquierda y date prisa Rita en ensamblar cohetes porque si no de esta pantalla no pasas, tú dices:-Sí, juego. ¿Cómo no voy a entrar a formar parte de un libro al más puro estilo “juegos de guerra”?
Ready Player One usa Oasis como excusa para analizar las relaciones personales en este mundo en el que la tecnología nos está ganando, poniendo al lector en la situación extrema de un noviazgo sin conocerse, de las 20 horas conectado, o de las grandes empresas matándose por encontrar la clave del avance tecnológico. Todo buen libro de ciencia ficción ha de hacerlo.
Y así, pasas páginas con tus manos, mientras Parzival, Hache, Art3mis, Daito y Shoto luchan por ganar el juego y, evidentemente, derrotar a los malos.
He disfrutado la lectura, no diré que no… tantos videojuegos recordados, tantas películas que vimos de niños, y canciones… Y algún libro de K. Dick. Ha despertado mi adolescente vena friki. Pero… ¿sabéis? Ahora lo disfruta mi hijo. Porque creo que si viviste los 80 y ponías la moneda sobre la máquina para reservar tu turno este libro te va a gustar… Pero cualquier adolescente, cualquiera, va a divertirse, y mucho, leyéndolo…
Es nuestra oportunidad. Hagamos que nuestros hijos se diviertan con la lectura. Para que después de leer “Ready Player One” nos digan… He terminado. Por favor, cómprame otro.
(Está reseña va para el Sr. Enrique, mi abuelo, que hubiese disfrutando leyendo este libro tras tantos años cuidando las máquinas de videojuegos del Salón Universo)
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